La Policía Nacional ha logrado desarticular una trama de trata de mujeres en prostíbulos sadomasoquistas de Oviedo en una operación que se saldó con diez personas detenidas, nueve de ellas en la capital asturiana y la última en Madrid. Las mujeres eran captadas en el extranjero para trabajar en el sector doméstico, pero al llegar a España eran obligadas a ejercer la prostitución en pisos de contactos sadomasoquistas. Una de los prostíbulos desarticulados llegó a convertirse en un centro de referencia en el sector en todo el norte de España. Las víctimas se convertían en auténticas "esclavas sexuales", obligadas a estar disponibles para la organización 24 horas al día, con apenas dos de descanso, los siete días de la semana. Vivían hacinadas en literas en habitaciones insalubres sin luz natural. Uno de los pisos ni siquiera disponía de cocina y solo contaba con un microondas para hacer la comida de las siete mujeres que trabajaban en él. Las ganancias de la red superaban el medio millón de euros anuales.

La investigación policial comenzó cuando varios agentes especializados en estos casos de trata de personas recibieron un soplo sobre un piso de contactos de Oviedo en el que varias mujeres estarían siendo obligadas a ejercer la prostitución. A partir de ahí, la investigación permitió tomar declaración a una mujer que explicó cómo había sido captada en su país con la añagaza de trabajar en el sector doméstico en España, pero que al llegar a Asturias había sido obligada a trabajar en un prostíbulo.

Los agentes descubrieron entonces que esa misma red disponía de al menos otro prostíbulo, en este caso especializado en prácticas sadomasoquistas. Este piso, que alcanzó una gran popularidad dentro del sector en todo el norte de España, contaba con camilla ginecológica, potro de inmovilización, cepo con pie, jaula, columpios y suspensiones, electroestimuladores, collares de sumisión, fustas, palas, látigos de flecos, mordazas, máscaras, culotes, corsés y corpiños, entre otros materiales sadomasoquistas. El prostíbulo ofrecía todo tipo de prácticas sados, incluidas internamientos de hasta una semana.

Las ganancias de la red en los años más prósperos superaban el medio millón de euros al año por lo que habían organizado un complejo entramado de empresas interpuestas con testaferros para evitar la responsabilidad en los delitos de los cabecillas de la trama.

Las mujeres debían estar disponible todo el día, con apenas dos horas libres, los siete días de la semana. Dormían hacinadas en literas en habitaciones insalubres sin luz natural, pera dejar el resto del piso para los servicios sexuales. Uno de los pisos ni siquiera disponía de una cocina donde cocinas y las siete mujeres que estaban esclavizadas en el únicamente contaban con un microondas para prepararse la comida.

La operación policial permitió detener a tres hombres y siete mujeres, entre los que se encuentran los máximos responsables de la trama. Los agentes responsables de la investigación pertenecen a la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de la Jefatura Superior de Policía de Asturias en colaboración con la misma brigada de El Ferrol, la UCRIF Central de Madrid y la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanps.