Roberto Cabrera Gómez, jefe de mantenimiento de la Dirección General de Tráfico en Asturias, falleció el pasado jueves a primera hora de la mañana de muerte súbita, a la edad de 38 años, cuando se encontraba en las dependencias de Tráfico, en Oviedo.

El funeral por su eterno descanso se celebró ayer en la iglesia de San Francisco Javier de la Tenderina, que estaba repleta de fieles. Ofició Rafael Giménez, quien, en su homilía y dirigiéndose especialmente a la familia, se preguntó: "¿Por qué estamos pasando estos momentos? La respuesta está detrás de nosotros, en la figura del Cristo Crucificado y en la del Cristo Resucitado".

Roberto Cabrera pertenecía a la Hermandad de los Estudiantes, igual que su esposa, Mónica García de la Noceda, y sus dos hijos, Pelayo y Álvaro, que también forman parte de la Banda de Música "San Salvador" de Oviedo, de los Estudiantes, de la que era miembro su padre.

Tras la comunión, un trompeta de la agrupación musical con el uniforme de gran gala, interpretó primero el toque de oración y después el "Ave María", de Schubert.

Iván Rodríguez, capataz de la hermandad y compañero de la agrupación musical, lo definió como "un hombre muy querido y muy implicado con todas las actividades de la hermandad, igual que su mujer, que está en el grupo de priostia, que es el encargado del montaje de los pasos de Semana Santa.

Los restos de Roberto Cabrera habían sido incinerados previamente en la intimidad familiar.