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Fuegos en la memoria ovetense

El siniestro de Uría 58, en el que perdió la vida el bombero Eloy Palacio, es la última de las tragedias registradas en la ciudad, con un abundante historial en el pasado siglo

El incendio de la calle Uría 58, el pasado mes de abril. lne

Han transcurrido tres meses desde el incendio de la calle Uría 58 de Oviedo, en el que perdió la vida el bombero Eloy Palacio, vecino de Pola de Siero de 56 años, y aún siguen humeantes las consecuencias y la polémica por las responsabilidades del siniestro, en el que perdió la vida un bombero. Durante el siglo XX fueron varios los fuegos declarados en las cercanías de ese enclave.

En las proximidades. Por su cercanía al siglo XX podemos incluir en esta antología de siniestros de Uría el incendio registrado el 8 de enero de 1899, a la inversa del ocurrido hace dos meses, partió de la calle Portugalete 13, hoy Melquiades Álvarez. El viento huracanado que reinó todo el día aceleró el siniestro, destruyendo la techumbre y el piso cuarto de la calle. El fuego cruzó el patio de luces y llegó a Uría 54.

El diario La Voz de Asturias de 23 diciembre de 1927 da cuenta de un incendio en la buhardilla del número 60, limítrofe al famoso 58 actual en el bello edificio propiedad de Gregorio Colunga en el que vivían entre otros el general Aramburu y el estomatólogo Teodoro López Cuesta, padre del posterior rector de la Universidad del mismo nombre.

Otro incendio muy cercano a Uría 58, ocurrió el 11 octubre de 1928 en las primeras casas de la calle Fray Ceferino, acera izquierda esquina a Uría, afectando a los portales 68 y 70 de esta última.

Apenas a 50 metros de Uría 58 recordamos el incendio del 10 de abril de 1986 en el 27 de la calle, esquina a Independencia, en las casas conocidas como "El Cuitu" que causó el fallecimiento de Matilde Andrés Arroyo, de 72 años esposa del conocido abogado Muñoz de Diego.

En cuanto a la calle Melquiades Álvarez en el pasado siglo se contabilizan varios incendios como el ya citado de 8 de enero de 1899 -incluido en este repaso al siglo XX por su proximidad al mismo- como el registrado el 27 de febrero de 1927 en el número 11 y el ocurrido el 18 de febrero de 1933 en el portal 6, frente al citado número 11 sin víctimas, pero con importantes daños materiales.

Algunas anécdotas y curiosidades del cuerpo. La primera referencia a la creación de un cuerpo de bomberos en Oviedo parte de 1849 cuando se implantó en la ciudad la Mutualidad de Seguros Mutuos de Incendios en Casas y Edificios. Diez años más tarde, en 1859, se fundó el Cuerpo de Bomberos siendo alcalde a la sazón Matías J. Cónsul. Un libro recoge la historia de los bomberos ovetenses publicado el año 2005 "El fuego en la Ciudad de Oviedo" de Juan Manuel Torres Ruiz.

En octubre de 1928 José Tiñana, santo y seña de los bomberos ovetenses durante décadas narraba para el diario Región su larga trayectoria en la entidad y cuenta que la primitiva sede estuvo durante mucho tiempo en la calle San Juan debajo de una escuela desaparecida. Posteriormente se trasladaría a la calle Campomanes. Según refiere Tiñana "se carecía de uniforme y el trabajo se compatibilizaba con sus profesiones como carpintero, albañil, etc.", también recuerda que "empezó ganando 15 duros al año".

En 1928 la plantilla del cuerpo de bomberos ovetenses se componía de 16 empleados, ocho en cada turno de día o nocturno, aunque en caso de emergencia se incorporaban casi todos. Dos años más tarde, en 1930, la plantilla ascendía a 40 hombres en turnos de doce horas, con una retribución de 8,80 pesetas diarias los de turno de día y 3 pesetas los de noche, estos últimos tenían sus propios oficios diurnos al margen de bomberos".

En 1953 la dotación de personal en turnos de 8 horas aunque menor era más profesionalizada con 3 cabos, 3 chóferes de vehículos y 21 números. Percibían 174 pesetas semanales los cabos, 204 los chóferes y 14 pesetas diarias los bomberos.

Incendios recordados. Tiñana evocaba como sucesos más relevantes el incendio devastador sufrido por el circo San Julián en la calle Santa Susana o el derrumbe del Caserón de San Vicente que albergaba el cuartel de la guardia civil y donde perecieron un oficial y un guardia en 1924. La espectacular explosión de la pirotecnia de San Lázaro donde falleció du dueño era otro suceso que retenía en su memoria, o una inundación en la calle Campoamor que desató la alarma vecinal. Se le olvidó citar el pavoroso incendio del Banco Asturiano en 1911. Tiñana no viviría otros siniestros importantes como los 11 incendios simultáneos en Oviedo con ocasión del terrible vendaval del 16 de febrero de 1941, que arrasó 37 calles en Santander y donde acudieron los bomberos ovetenses para ayudar a sofocarlo. Otros incendios recordados fueron el de la casa de Camilo de Blas que pudo reducirse con los cien metros cúbicos de agua que quedaban en la capital o el de la pensión Flora en la calle Fruela que fue detectado desde el mismo Parque de Bomberos.

En noviembre de 1928 ante la falta evidente de personal, el Ayuntamiento anuncia la próxima contratación de 20 bomberos suplentes para sustituir a los titulares cuando sea necesario. Se achacaba la falta de eficacia del servicio a la ausencia de un mando cualificado y se nombraba para ello al arquitecto Avelino Díaz Omaña "conocedor de éstas cuestiones", pero esa eficacia no fue la esperada porque cuatro años más tarde, en diciembre de 1932, el diario Región con cierto sensacionalismo titulaba a seis columnas "En Oviedo no hay Cuerpo de Bomberos".

Las críticas, siempre presentes. El diario se refería a la actuación de los bomberos en una plaza ovetense con motivo de un incendio "llegaron allí los bomberos y se limitaron a ser unos curiosos más en el grupo cada vez más numeroso de gente. No se desplegó ninguna escalera, ni se intentó cortar el fuego por ningún lado, ni se gastó un sólo litro de agua. Llegó una cuba , se apearon los bomberos y no se creyeron en el caso de intervenir en lo más mínimo, si exceptuamos que uno de ellos entró en la plaza y salvó una gallina... El espectáculo ha sido tan vergonzoso que lo denunciamos a la opinión pública para que se sepa que Oviedo no tiene Cuerpo de Bomberos". Un relato, por otra parte, coincidente en algunos aspectos con ciertas informaciones vertidas con motivo del incendio de Uria 58, para siempre en la memoria de la ciudad.

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