Con buena educación y sin malos gestos, el Oviedo, el Real Oviedo, le ha dicho al tripartito de la ciudad que no le gusta lo que hace ni cómo lo hace. El aviso no tiene por qué ir a más ni convertirse en desencuentro pero sí le sirve al Gobierno local para tomar nota de lo que funciona y de lo que no. La idea de llevar a los dirigentes del club hasta El Asturcón era buena pero la ejecución individualista por parte de Somos lo echó bajo. El anuncio a todo trapo del concejal de Deportes, Fernando Villacampa, y el enfado de sus socios políticos (IU y PSOE) hizo al Oviedo frenarse para no verse en medio de uno de esos huracanes clásicos en el trío municipal

En el club de fútbol gusta el plan de llevar al Asturcón la futura ciudad deportiva, ahora que el centro hípico va paso a paso echando el cierre para dejar solo a los caballos de la hipoterapia. Que la idea cristalice no será sencillo ni rápido. Habrá que negociar y hacer concesiones. Las dos partes. En el gobierno local hay quien opina que solo el fútbol salvaría a la enorme finca (300.000 metros cuadrados) de convertirse en un abandonado museo de los horrores y que esa idea de Somos de un centro de turismo ecológico a la puerta del Naranco no se sostendría sin la ayuda del balón.

El Oviedo le negó la visita hace unos días al tripartito y nada se volvió a hablar de eso en el Ayuntamiento. En realidad, nada se había hablado antes y nada se volvió a hablar después, porque en Oviedo hay un gobierno con tres partidos que se vive en una permanente competencia interna y con escaso trabajo en común.

Esta vez hubo uno que quiso colgarse la medalla antes de tiempo: Fernando Villacampa, de Somos, que anunció visita y negociación. Otro al que le sentó mal la salida de tono: el alcalde, Wenceslao López, que no habló pero que sacó a jugar a Ana Rivas, siempre contundente, para poner las cosas en su sitio. Lo suficiente como para que el Oviedo frenase la carrera hacia el hípico. Y un tercero, IU, entre enfadado e indignado por un "gobierno adolescente", dicen en su despacho municipal, que apela al respeto a la institución, como diría Egea, y también por obtener réditos sociales de una posible entrada del Oviedo por la puerta del Asturcón: creación de empleo, retorno económico en la zona?