Mas de quinientas personas disfrutaron como niños ayer del espectáculo ecuestre de las fiestas de Santa Ana de Premoño, en Las Regueras. Jóvenes y mayores se agrupaban en corros entorno al recinto habilitado por la organización para el lucimiento de los caballos. Alrededor, barracas y atracciones estaban abarrotadas de niños disfrutando de las festividades.

Pero si en algo coincidían los presentes, tanto locales como foráneos, era en la transformación que habían experimentado las fiestas. La presidenta de la comisión organizadora, Adriana Argüelles, señalaba el "carácter familiar de los festejos". Sin embargo, las cifras y las impresiones de los asistentes apuntaban a otra realidad. La masificación de las fiestas, que ya llevan once años celebrándose, era una realidad palpable, con una afluencia que casi igualaba la población total de que tiene la pequeña localidad. Esta enorme asistencia complicaba el acceso de los vehículos, ademas de la visibilidad del espectáculo ecuestre.

En horario matinal, más de un centenar de personas se montaron a lomos de caballos para recorrer durante dos horas y media los alrededores de Premoño. Posteriormente 323 participantes se reunieron en la gran carpa habilitada por la organización para recargar fuerzas con una comida popular.

Hoy se pondrá fin a las fiestas con la verbena y los fuegos artificiales, dejando a la localidad de vuelta a la tranquila realidad de la vida diaria.