"Una casa con goteras es título con raigambre. Un autobús con goteras, sin embargo, es cosa vulgar, pero no por ello menos real. Ayer, en un autobús de las líneas municipales, se produjo algo insólito: iba atestado de gente, pero un asiento permanecía vacío. La explicación es que sobre el asisto indicado había goteras, lamentable fruto del humilde pero incansable orbayu".