Las vidrieras que Antonio Suárez creó para la capilla del desaparecido Hospital General de Asturias han sido devueltas a la luz, tras más de treinta años guardadas en un almacén. Desde ayer, recién restauradas y recobrado todo su esplendor, pueden ser admiradas en el HUCA, el Hospital Universitario Central de Asturias.

Las vidrieras salieron del taller del restaurador gijonés Luis Muñiz ayer por la mañana y hacia las diez ya estaban siendo descargadas ante el edificio de hospitalización del hospital de La Cadellada. Allí, en el pasillo que conduce a la zona comercial desde el vestíbulo, quedaron instaladas a media mañana, colocadas sobre unos bastidores a los que están fijadas por seis tornillos y perfectamente acopladas al espacio. Amelia Cachero Losada, funcionaria ya jubilada, licenciada en Historia del Arte y trabajadora durante décadas en el complejo hospitalario del Cristo, siguió atentamente toda la operación y opinó que Jesús Menéndez, el arquitecto de la Consejería de Salud, había acertado plenamente con la ubicación de las vidrieras, que reciben luz directamente desde uno de los patios del edificio.

Ayer debía completarse la instalación de las tres vidrieras que componen la obra, compuestas por 39 paneles y que representan, en el centro, a Jesús como el Buen Pastor y, en los laterales, escenas de curaciones, de un niño y una mujer. Hoy, según explicó Jesús Menéndez, estaba previsto proceder a la limpieza de la cristalera, que, según comentó, puede ser desmontada fácilmente si llegara la ocasión de exhibirla en algún museo o exposición temporalmente.

La obra de Antonio Suárez ha llegado al HUCA para quedarse y junto a ella se mostrarán fotografías de su proceso de restauración y algunos datos cronológicos, como su colocación en la capilla del Hospital General en 1961 o su retirada en 1985.

Supervisando las labores de instalación de las vidrieras estuvo Luis Muñiz, el responsable de la restauración de las vidrieras. No es la primera vez que restaura una obra de Antonio Suárez y también es cosa suya la limpieza de los cuadros de Bernardo Sanjurjo que decoran el salón de actos del HUCA.

Antes de acometer la restauración de la obra de Antonio Suárez recabó toda la información disponible sobre la pieza, incluidos los bocetos del autor. Movió los plomos, remetió la masilla que une los cristales, los limpió y se encargó del transporte entre Gijón y Oviedo, una operación no exenta de complicación, según Muñiz.

La restauración comenzó en mayo, según Luis Muñiz, después de cierta demora en la tramitación de los permisos de la Consejería de Cultura para ejecutar la obra, y en ella ha empleado aproximadamente dos meses.

En los almacenes del Principado, bajo la custodia de la Consejería de Cultura, hay más obras de arte. Jesús Menéndez no quiso adelantar si pronto se incorporará alguna otra al nuevo HUCA. Los profesionales más veteranos, que empezaron su carrera en el General, agradecen ver de vuelta las obras de arte que les contemplaban entonces. Una de ellas, Luci Palacio, trabajadora social, observaba absorta ayer la pieza de Antonio Suárez recién colocada. "Me encanta volver a verla, y luce más aquí", confesaba, con cierto deje de emoción.