Jessica Castaño (Gijón, 1985) es la presidenta de la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas de Asturias. No es ni una cosa ni otra, nunca se ha casado, pero proviene del movimiento feminista y la labor que desarrolla el colectivo le pareció tan necesaria que se decidió a volcarse con la causa. Asumió el cargo hace seis meses para sustituir a Ana Isabel Ruiz, pero la asociación que preside lleva trabajando "desde hace más de treinta años". Asesinatos como el ocurrido el pasado domingo en Melilla, donde una ovetense de origen ecuatoriano perdió la vida a manos de su expareja, le duelen tanto que le hacen seguir adelante "para luchar contra esta lacra".
-¿Por qué hay ahora tantos divorcios y separaciones?
-Lo que pasa es que las mujeres de ahora están menos cohibidas que las de antes, que tenían mucho más miedo a romper la relación e independizarse por motivos diversos. En los casos de malos tratos había muchas menos denuncias, las posibilidades de independizarse son ahora mayores porque las mujeres ya tenemos nuestros trabajos y podemos defendernos económicamente, hay ayudas de las instituciones para las que lo están pasando mal... Aunque todavía hay quien sufre y no se atreve a dar el paso, se dan muchos factores que nos han permitido avanzar. Antes había que aguantar a la fuerza, ahora ya podemos hacer nuestra vida solas o con otra persona diferente si es lo que queremos.
-¿Cuál es la mejor receta para afrontar una ruptura?
-Hay muchos casos en los que las parejas se sientan a hablar, negocian y se arreglan para que todo se haga por las buenas, sobre todo si hay niños de por medio. Esa es la mejor forma. Pero si no es así, lo mejor es poner distancia e intentar buscar a alguien que te apoye y que no te deje en los primeros momentos, cuando te decides a dar el paso. Si las cosas no se hacen así se corre el riesgo de que la persona acabe volviendo con su pareja aunque se sienta maltratada o simplemente tenga miedo.
-¿A la asociación llegan muchas víctimas de malos tratos?
-Sí. El maltrato no sólo es ponerle el ojo morado a una mujer, hay otro igual de importante que es el psicológico. Hay muchos maltratadores que utilizan a los hijos, amenazan a sus mujeres con hacerles daño o con arrebatárselos para que no los dejen y tenerlas controladas. En la asociación hay cada vez más mujeres maltratadas por lo que decía antes, porque ahora se atreven más a denunciarlo, no porque haya más maltrato que antes, eso siempre lo hubo.
-En Oviedo está muy reciente la muerte de Karla Belén Pérez, la joven asesinada por su expareja en Melilla, ¿qué opina usted de esta tragedia?
-Karla es tristemente una más, el problema es muy serio. Las manifestaciones y salir a la calle para protestar están muy bien y nosotras lo vamos a apoyar, pero falta voluntad política para erradicar esta lacra. Y si no hay voluntad política tampoco habrá voluntad judicial.
-El asesino se saltó la orden de expulsión de España entrando en Melilla y también la de alejamiento con respecto a la fallecida.
-No se puede consentir que alguien incumpla una orden de alejamiento porque no tenemos recursos para impedirlo. Las órdenes se quedan en papel mojado y está visto que muchas no se hacen efectivas por el escaso control, no hay policías suficientes para vigilar a todas las personas que tienen una orden de alejamiento porque cada vez se hacen más recortes y eso puede costarle la vida a muchas mujeres.
-O sea que hay que ser más duros con los maltratadores.
-Lo que menos le importa a un maltratador es tener una orden de alejamiento de su expareja. Tenemos muchos ejemplos de personas que matan a la mujer y después se suicidan, o lo intentan. La lucha contra esta situación no puede quedarse en un papel y un GPS, hay que solucionar el problema con políticas contundentes que acompañen a esas medidas.
-En el caso de Karla fue ella la que decidió irse a Melilla para ver a su expareja. Según sus amigas decía que no quería que el pequeño perdiese el contacto con su padre.
-Yo creo que es un ejemplo de la manipulación que llegan a ejercer ese tipo de personas sobre sus exparejas. A mi modo de ver, debía que tenerlo todo preparado. Si esta mujer hubiese tenido a alguien para ocuparse de ella cuando lo dejó, si hubiese un sistema que la apoyase de verdad, que al menos hubiese hablado con ella para prevenirla y apoyarla, no habría caído en la tentación de viajar a Melilla sabiendo a lo que se exponía.
-¿Deberían ser las propias instituciones las que la hubiesen prevenido?
-Pues en cierta manera sí, al menos poner más medios para que no pasen estas cosas. El Gobierno regional lo está haciendo bastante bien, ha puesto en marcha cosas muy interesantes como la Casa Malva (el Centro de Atención Integral a Mujeres Víctimas de la Violencia de Género), pero a nivel nacional todo son recortes. Ese es el problema, una persona con una situación económica como la que podía tener Karla no puede pagarse un psicólogo, por ejemplo. Necesita que sean las instituciones las que le proporcionen ese tipo de ayuda. Tu llamas al 016 (servicio telefónico de información y de asesoramiento jurídico en materia de violencia de género) y te dicen lo que tienes que hacer, ¿pero después? ¿Y cuando se acaba una orden de alejamiento? Se necesita que este tipo de casos tengan muchísimo más seguimiento. Nosotras reclamamos más implicación política y judicial para acabar con esto.
-¿Si la hubiese habido Karla no estaría muerta?
-Si hubiese más recursos seguramente que Karla estaría viva, eso está muy claro. También debería existir más coordinación entre las instituciones y las fuerzas de seguridad. Hay veces unos no tienen ni idea de lo que hacen los otros.
-¿Cómo puede ayudar su asociación a mujeres que se encuentren en situación de maltrato?
-Lo primero que les diría, para no engañar a nadie, es que es un proceso duro, pero también quiero dejar claro que de todo se sale. Eso sí, no van a estar solas y nosotras vamos a apoyarlas hasta el final. De todo se sale menos de la muerte, y a veces seguir con una persona con la que no se debe de estar también puede llevarte a la muerte.
