Durante toda la madrugada no se han movido de la habitación de la clínica del doctor Corachan, en donde se hallan todavía los restos del cardenal don Anselmo Joaquín María Albareda, el abad del monasterio de Montserrat, don Gabriel María Brasson y varios monjes de la Orden Benedictina, a la que pertenecía el ilustre purpurado extinto. El óbito se produjo a las 0,18 horas de la madrugada, siendo comunicado al cardenal Cicognani.