La subida del tipo de IBI que está estudiando el área de Economía, dirigida por el concejal podemista Rubén Rosón, sólo afectaría a "grandes centros de negocios vinculados al sector terciario" y a inmuebles "en mano de multinacionales o grandes cadenas de distribución". Desde Somos insisten en que no afectará ni a los pequeños comercios, a los que se quiere "proteger", ni tampoco a otros inmuebles no residenciales como los culturales, deportivos o sanitarios.

Rosón es consciente de que el IBI no es un impuesto que tenga progresividad. Pero, advierte, está intentando buscar "resquicios legales" para tocar el impuesto con el objetivo de que "puedan beneficiar a una mayoría social". En este sentido, el concejal plantea una progresividad para los grandes negocios en función de un determinado valor catastral. Esto quiere decir que a partir de una cantidad establecida, que está por decidir, el tipo subirá automáticamente.

Rosón y sus asesores trabajan con un Real Decreto, el 1020/1993, en el que figura la capacidad de tener un tipo diferenciado de IBI en función del uso del inmueble. Así, en ese documento constan una serie de categorías de inmuebles: residencial, industrial, oficinas, deportes, comerciales, espectáculos, sanidad, culturales, religiosos o edificios singulares. En principio, la idea de Rosón es gravar más a las grandes superficies vinculadas al sector terciario, no al resto.