Representantes de varias asociaciones vecinales exigieron ayer al Alcalde, Wenceslao López (PSOE), que cese de forma inmediata al concejal de Urbanismo, Ignacio Fernández del Páramo (Somos), por los cambios que pretende impulsar en la ordenanza de terrazas, que enfrenta desde hace años a vecinos y hosteleros. "Se ha tomado una decisión política sin consenso ni participación ciudadana, que debe ser asumida con sus consecuencias por sus autores", coincidieron los cuatro representantes vecinales: Ana Isabel Álvarez, de la asociación de vecinos del Fontán; Ignacio Sal, presidente de la Federación General de Asociaciones Asturianas (FEGEA), Victoria Ruiz, presidenta de la Asociación de Parapléjicos y Discapacitados de Asturias (ASPAYM) y Juan García, de la asociación de vecinos del Oviedo Antiguo. García quien reclamó el cese de Del Páramo "si es que quiere recuperar parte de la dignidad perdida".

Los cuatro intervinieron ayer en el Ayuntamiento amparados por el PP (que reservó a su nombre la sala de prensa municipal), para mostrar su "malestar y decepción" con el edil por no haber informado de los cambios. "Nos sentimos manipulados políticamente", afirmó Ana Isabel Álvarez, que leyó el comunicado central y exigió "la rectificación de esta decisión y las oportunas correcciones y disculpas". "Estamos ante uno de los mayores escándalos políticos de la historia de Oviedo", afirmó tajante Juan García, que preside una asociación con 260 familias censadas. García acusó al Ayuntamiento de actuar y legislar "bajo el dictado" del gremio de los hosteleros, a quienes, según él, se le está "regalando" el suelo de la ciudad. Victoria Ruiz calificó de "falta de respeto" la actuación del gobierno municipal e Ignacio Sal incidió en que "el Ayuntamiento ha mentido y ha menospreciado la participación ciudadana". Los representantes vecinales, sin embargo, evitaron explicar el motivo de su rechazo a los cambios concretos que plantea el gobierno: la posibilidad de ampliar hasta seis metros el ancho de las terrazas, utilizar plazas de aparcamientos para ubicarlas y permitir a las de tipo B (con elementos estructurales) estar a menos de tres metros de la fachada.

Del Páramo llamó a la "tranquilidad" y defendió que las modificaciones "no sólo no retroceden en materia de movilidad sino que ofrecen soluciones". El edil negó que no hubiera diálogo ("quien lo diga falta a la verdad"), que se habló con todos los implicados, asumió que "no se puede contentar a todo el mundo" y que "afrontó el problema sin dejarse llevar por intereses particulares" y velando "por el interés de todos. En el seno del gobierno señalan, no obstante, que los representantes que mantienen la discrepancia "no representan a todos los vecinos de Oviedo".