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El músico que empezó a componer en la cuna

El ovetense Gabriel Ordás, de 16 años, remata la composición de su segunda obra, que estrenará en las Jornadas de Piano

El músico que empezó a componer en la cuna

Con tan solo cruzar el umbral de la puerta de la casa familiar de Gabriel Ordás (Oviedo, 1999) uno ya empieza a comprender muchas cosas, entre ellas, por qué un joven de tan solo 16 años está a punto de estrenar una obertura compuesta por él en las Jornadas de Piano "Luis G. Iberni", el próximo 11 de noviembre, en el Auditorio. Su hogar es música, desde la mañana a la noche. "Es el 99 por ciento de mi vida", afirma. Al segundo, recapacita y añade: "No sé si le va a parecer muy bien a mi novia esto que acabo de decir", apunta riendo. A su lado, en el sofá, está su padre, Mariano Ordás, uno de los principales responsables de que Gabriel haya llegado hasta aquí. "Cuando estaba en la barriga de su madre, ya le ponía a Bach. Cuando era un bebé, dormía las siestas escuchando a Mozart, o pasaba el día con polkas de Strauss. Si él hubiese querido ser médico o fontanero, le habría apoyado. Pero desde niño demostró que había nacido con esto y yo sabía que sería músico. Por eso, aunque sea solo un poco, veo que algo he hecho bien", explica su progenitor.

Un piano acústico en el salón, otro eléctrico en la habitación de Natalia, su hermana de 11 años, que también estudia este instrumento en la escuela de música, un violín en su habitación, cascos para evitar molestar a los vecinos cuando toca por las tardes o por las noches, ordenadores, y cientos y cientos de partituras y libretas de pentagramas. La vida de Gabriel avanza casi por completo rodeado de este ambiente, pero no siente que esté dejando de hacer algo más importante. "Muchas veces tienes que decir que no, y los amigos son los que peor parados salen en esto. Pero ya lo saben. Mi prioridad es la música". Y para muestra, su calendario del curso académico 2015/2016. Clases de cuarto de grado medio de piano en el Conservatorio Superior del Principado de Asturias con Vanesa Chamorro, que terminó con sobresaliente; de sexto de violín con Lev Chistyakov, uno de los virtuosos de "Los Virtuosos de Moscú", que finalizó con premio al mejor expediente del curso y de todo el grado medio; clases de composición, orquestación, armonía, contrapunto y fuga con el maestro Fernando Agüeria, director del Conservatorio; y las clases de primero de bachillerato artístico en el instituto Aramo de Oviedo. "Me gusta más componer que tocar; y el violín más que el piano, lo siento por mi profe", dice risueño. "Me encantaría llegar a ser compositor y director de orquesta. Por eso el instituto es lo que más me cuesta. Cuando estoy en clase tengo la sensación de perder tiempo, que debería estar tocando y componiendo".

Aunque no le gusta escucharlo, tiene dotes de genio. "Con dos años, era capaz de cantar muchas melodías de Mozart. O le tarareaba yo una de camino a la playa de Verdicio y casi siempre acertaba el nombre", rememora su padre. Ya sabe lo que es que la orquesta Oviedo Filarmonía, que tocará su obertura en noviembre, interprete una obra suya. En enero de 2015, bajo las órdenes de Marzio Conti, esta orquesta tocó en el Auditorio su obra "Entornos". "Fue algo increíble", asegura. Esta vez, la obra es un encargo y además, se pondrá al frente del piano Varvara Nepomnyashchaya. "Eso es más presión, porque además coincide con el 25 aniversario de las Jornadas. He hecho algo que va a sorprender, muy festivo, y le doy al piano un papel importante, aglutinador". Todo apunta a que se avecina un nuevo éxito a su ya abrumadora carrera.

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