"El abandono de perros es una aberración que por desgracia aumenta día tras día". Así de contundente se mostró ayer Blanca Rodríguez durante la celebración de la sexta edición de la espicha de la protectora de animales Masquechuchos, y que tuvo lugar en Cerdeño. "El año pasado nuestra protectora recogió mas de cien canes abandonados, algunos en situaciones extremas", añade Rodríguez. Las cifras hablan por sí mismas en lo referente al abandono de perros, pero también se atisban claros entre la oscuridad. "La adopción aumenta cada vez más. En mi caso, trabajo como voluntario en la perrera y he adoptado a dos perras, madre e hija, de catorce y dieciséis años", explica Nacho Fernández.

Ellas son "Cuca" y "Luna". Fueron abandonadas cuando tenían diez y doce años de edad. "Cuando se nos murió el perro que teníamos anteriormente nos decidimos a quedarnos con ellas. Fue un amor a primera vista", relata Eva García, que también trabaja como voluntaria en la protectora junto a su marido Nacho Fernández.

El caso de "Cuca" y "Luna" no es el único. Entre los presentes también se encontraba "Pipi", una perra procedente de La Pontiga. "La Policía Nacional la encontró en el helipuerto del HUCA en una noche de tormenta", narra su dueña Ana Marco, otra de las voluntarias de la protectora. "Cuando la encontraron no tenía uñas ni almohadillas. Se las habían arrancado unos fuegos artificiales. Desde entonces tiene miedo a cualquier ruido, y tarda en coger confianza con las personas", añade.

Otra de las perras adoptadas es "Cami". "La adopté a través de una protectora de Gijón que la trajo de Huelva, donde fue abandonada cuando tenía seis meses", dice su dueña, Nieves Fernández.

Los presentes coincidían en alabar la labor que organizaciones como esta llevan a cabo. "El trabajo de las protectoras es muy necesario. Mucha gente piensa que un perro es un juguete", señala Andrea Fernández. A pesar de este importante trabajo, carecen de apoyo por parte de las instituciones. "Por un lado preferimos no depender de ningún organismo oficial, ya que no queremos que nos impongan el sacrificar a los perros", afirma Blanca Rodríguez. Las ayudas llegan por parte de "padrinos" particulares que aportan cierta cantidad económica. Por otra parte, eventos como el de ayer ayudan a la asociación a recaudar ingresos para mantener sus necesidades. "Queremos tener un albergue para que los perros puedan estar en las mejores condiciones posibles. Eso sí que podría facilitárnoslo el Ayuntamiento", reclama Blanca Rodríguez. Gracias a la dedicación desinteresada de los voluntarios los perros siguen teniendo una oportunidad. "Los perros no son capricho de un día", sentencia Nacho Fernández.