"Xavier demuestra con este trabajo que sabe vencerse a sí mismo, nos entrega la cara más conocida de la Guardia Civil y también la enaltece mostrándonos la faceta más humana del traje verde". Con estas palabras se refirió la profesora Sara Izquierdo al primer libro del guardia civil Xavier Eguiguren (seudónimo de Xavier del Corro, Clermont-Ferrand, 1969) durante la presentación de la obra, ayer, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.

El libro, titulado "Infierno, cielo y en la tierra un traje verde", es, para el autor, "un viaje a través de mis sentimientos", durante el que se desplaza desde los aspectos más oscuros y duros de su estancia en el País Vasco a comienzos de los años 90 ("el infierno"), hasta los momentos más amables y gratos. Estos últimos, llegados de la mano de su familia ("el cielo"), "gracias a la que pude salir del pozo en el que estaba y continuar trabajando".

Xavier Eguiguren (seudónimo que debe a la calle donde estaba instalado el cuartel de la Guardia Civil a su llegada a Eibar) regresó del País Vasco en 1994 y, seis meses después, le fue diagnosticado estrés postraumático. Sufría un fuerte trastorno de ansiedad unido a una profunda depresión. Su malestar llegó como resultado de su servicio en una unidad antiterrorista. "Lo que no saben los civiles es que, cada vez que moría un agente de la Guardia Civil, los carteles afloraban por las calles como si de un partido de fútbol se tratase: ETA, uno; Guardia Civil, cero", relata el escritor.

Sin embargo, Eguiguren subraya que su libro recoge, en realidad, "las dos caras de la vida: el dolor y la alegría". Es precisamente en el País Vasco donde reconoce haber encontrado "los mejores compañeros". De hecho, a pesar de la amargura y las sombras que empañan buena parte de la obra, "el libro termina con un final muy claro", y es que "yo entré en la Guardia Civil casi por casualidad, pero es una profesión que aprendí a amar desde dentro".

Quizá por esta razón, su escrito, en opinión de la médica Eugenia Martínez, que le acompañó junto a Sara Izquierdo durante la presentación, "deja un buen sabor de boca al terminar de leer. Es una obra que merecía ser escrita y que merece ahora ser leída".

Desde hace diez años, ya recuperado, Eguiguren ejerce su profesión en Noreña, donde integra un equipo para la protección y el control de las víctimas de violencia de género. Su libro, que no cataloga como "una autobiografía al uso", sino como "la visión de una vida azarosa y llena de curvas, y la imagen forjada de un guardia civil a través del sufrimiento, del amor, del cariño o del miedo..." es también un sueño cumplido. "Nunca pensé que la escribiría", sentenció.