El exalcalde de la ciudad, Agustín Iglesias Caunedo (PP), acusó ayer al tripartito local (Somos, PSOE e IU) de querer imponer una "única verdad" de la Historia con la propuesta acordada en la mesa de trabajo entre el gobierno y varias asociaciones para aplicar la Ley de Memoria Histórica en la ciudad, que incluye la retirada del nombre de veinte calles franquistas (de militares y civiles), placas, monumentos o distintos títulos honoríficos. El líder popular critica que el gobierno de izquierdas tiene una voluntad de "negar el pasado" y exige "altura de miras" y "espíritu de concordia" para superar "una de las etapas más difíciles de nuestra historia".

A través de un comunicado, Caunedo señaló que el gobierno local "intenta tomar el pelo a los ovetenses bajo el disfraz de cumplir la ley" y rememoró, citando varios párrafos de la proposición no de ley aprobada en 2002 que dio lugar a la norma, que el objetivo de la misma es "contribuir a cerrar heridas todavía abiertas y a dar satisfacción a los ciudadanos que sufrieron, directamente o en la persona de sus familiares, las consecuencias de la tragedia de la Guerra Civil o de la represión de la dictadura", que se quiere contribuir a ello desde el "espíritu de la Transición" y que "no es tarea del legislador implantar una determinada memoria colectiva".

El exregidor del PP asegura que la ley "habla de honrar a los que padecieron injusticia, de reconocer la Transición española, de fomentar los valores constitucionales". "No se trata de borrar casi 40 años de historia para reescribirla y dar de ella la versión opuesta", aseguró el líder popular, que puso en valor la Transición española y aseguró que ese periodo significó en España "la aceptación de la pluralidad, de la convivencia y de la tolerancia". La Transición, continuó Caunedo, "implicó vencer el deseo de crear una nueva verdad única que negase el pasado" y añadió que, por contra, "hoy vemos cómo hay algunos (en referencia al tripartito local) que pretenden querer volver atrás y hacer que los ciudadanos vuelvan a vivir etapas muy difíciles de nuestra historia que sólo hemos superado gracias al espíritu de concordia, la altura de miras y la grandeza política de los españoles de la Transición".

Caunedo afeó el plan surgido de la mesa de trabajado impulsada por el tripartito y criticó que "lejos de buscar el cumplimiento de la ley" se barajan otros asuntos como "quitar placas de propiedades privadas", un tema que algún miembro de la mesa planteó y que el Alcalde, Wenceslao López, rechazó por ilegal, según consta en las actas de las reuniones en poder de este diario.

El dirigente popular también rechazó otros cambios propuestos como, por ejemplo, el de la calle Calvo Sotelo, del que critica que se decide la retirada del nombre para cumplir la ley sino por "cómo fue visto durante el régimen franquista". O la decisión de renombrar la calle Fernández-Ladreda, que recibió la distinción en el año 1926, diez años antes del estallido de la contienda, cuando dejó de ser alcalde de la ciudad (1924-1926). "Se quita un reconocimiento otorgado a alguien mucho antes de la Guerra Civil por lo ocurrido después (Fernández-Ladreda fue ministro con Franco, y por eso se decide retirarle la vía). Se separa en el debate a civiles de militares para acabar cambiando a los de un bando por otro. Una vez más, el tripartito no está a la altura de Oviedo", sentenció.