"Ahora es cuando hay que salir a decir: 'Yo soy amigo de Agustín de Luis'. No me avergüenzo de ello, al contrario". Son las palabras del jefe de la Policía Local de Grado, José Cuevas, muy próximo al que fuera responsable de la seguridad de la ciudad durante el mandato de cuatro alcaldes. Se conocieron en la Facultad de Derecho, cuando Cuevas tenía sólo 18 años, y han mantenido desde entonces una amistad que ha ido consolidándose con el paso de los años.

"Estoy muy triste con todo lo que está pasando. Cuando yo empecé en la Policía, mis maestros fueron Isidoro Cortina, de Gijón, y Agustín de Luis, que me llevó de la mano y nunca me enseñó la ilegalidad", al contrario. "Siempre me dijo, hablando del ámbito profesional, que había que obrar por encima de las ideas. Él se tomó la profesión como una vocación de servicio. Hay una sentencia y ahí no voy a entrar, pero si cometió algún error no fue en su beneficio. Hay muchos que marcharon con millones que siguen en la calle", aseveró el responsable de la Policía Local moscona.

Aunque su relación con Agustín no empezó con buen pie -estuvieron a punto de llegar a las manos en la Universidad, según relata- con el tiempo todo cambió. "A Agustín de Luis no lo quieres hasta que lo conoces. Es muy visceral, yo lo reconozco. Pero es impresionante la gran humanidad que tiene este hombre y su tolerancia. Los intolerantes son los que están indignados porque carecen de opinión", sentenció.

José Cuevas afirma que Agustín de Luis "es capaz de dar la sangre por los amigos" y que, por lo tanto, como amigo que se considera de él y haciendo uso de una cita de Quevedo, manifestó: "Hay que acudir como la sangre acude a la herida sin que ella la llame". A los supuestos enemigos de De Luis, Cuevas los encasilló en "la secta de los onfaloscópicos, que pueden estar felices con el mal ajeno, porque pasan el día mirándose el obligo; muchos lo estuvieron buscando desde que empezó", afirmó. "Va a salir de ahí más fuerte. Tiene una conciencia que vale más que todo lo que digan de él".