El tripartito local (Somos, PSOE e IU) tiene la intención de acometer el año que viene la sectorización del Carlos Tartiere, una de las reformas urgentes que necesita el estadio del Real Oviedo. El gobierno ha encargado recientemente al Colegio de Arquitectos de Asturias un estudio con el objetivo de valorar distintas alternativas para dividir las gradas del estadio, una de las grandes demandas del club azul, que necesita la sectorización para poder establecer distintos precios en los abonos y en las entradas. "Hemos encargado un estudio al Colegio de Arquitectos. Es el primer paso para, en función de lo que nos digan, llevar la sectorización adelante el año que viene hasta donde nos sea posible", señaló ayer Ana Rivas, concejala de Infraestructuras y Parques y Jardines (PSOE), durante una visita al estadio oviedista.

Rivas es consciente de que la sectorización es la gran obra que espera el club y que exige la Liga de Fútbol Profesional (LFP), pero también lo es de que el proyecto inicial planteado por el Real Oviedo es "inviable", según concluyó hace meses Emilio Llano, arquitecto que diseñó el campo. Llano advirtió de que el recinto se hizo para ser un "espacio diáfano" y que la obra para dividir las gradas "afectaría a toda la estructura". Así que lo que busca ahora el gobierno, a través de los especialistas, es encontrar una fórmula intermedia que permita dividir el graderío en distintos sectores sin poner en riesgo ni la estructura del estadio ni las posibilidades de evacuación. "Pedimos otra opinión para ver hasta qué medida podemos hacer una sectorización que permita al Oviedo diferenciar los asientos (y establecer distintos precios) y, a la vez, no produzca problemas de evacuación", insistió la edil socialista, que señaló que las relaciones entre Ayuntamiento y club son fluidas con "reuniones periódicas" en las que se tratan las "necesidades" de la entidad azul.

La sectorización del estadio es uno de los requisitos obligatorios para militar en la LFP. De hecho, el año pasado, cuando el Oviedo ascendió a Segunda, la Liga dio dos temporadas al club para que tuviera el estadio sectorizado. Los límites de este requisito, no obstante, no están claros y hay quien sostiene en el gobierno que la sectorización que exige la Liga ya está hecha puesto que la grada destinada a la afición visitante (la parte alta de uno de los fondos) ya está aislada del resto del estadio. "Estamos viendo las alternativas que tenemos", zanjó Ana Rivas.

De momento, las mejoras inminentes en el Tartiere serán otras. Las obras para la sustitución del césped, que no se ha cambiado en 15 años, avanzan a buen ritmo y está previsto que, alrededor del 15 de agosto, puedan estar finalizadas. La empresa inició los trabajos el lunes pasado y el contrato establece que la duración máxima es de 21 días. Rivas visitó ayer el estadio acompañada del jefe de servicio y comprobó el punto actual: varias máquinas estaban inyectando aire comprimido a la base del campo para mejorar la permeabilidad. "El proyecto está funcionando bien", dijo la edil.

Rivas añadió que están previstas otras obras. Una de ellas inminente: bajar los banquillos de nivel para que los espectadores de las primeras filas no tengan problemas de visibilidad. Además, se renovarán los banquillos (no se sabe si esta mejora la costeará el club o el Ayuntamiento), se cambiará el túnel de vestuarios y se acabará con diversas goteras en la estructura del campo. La edil también analizó distintos bajos anexos al estadio que podrían tener uso comercial.