Un jabalí paseó ayer junto al campo de fútbol Carlos Tartiere hacia las 8.30 horas. Emilio Álvarez, vecino de la zona, lo vio desde la ventana "campando alegremente por las escaleras que llevan al estadio" y sacó la fotografía que ilustra esta información. La Policía Local acudió al lugar tras recibir varias llamadas, pero el animal ya no estaba.

"La población de jabalíes en Asturias crece a un ritmo del 8 por ciento anual desde los años setenta y Oviedo no es una excepción". Carlos Nores, profesor titular de Zoología en la Universidad de Oviedo, tiene claro que la presencia cada vez más habitual de cerdos silvestres en la ciudad es debido a que su número ha ido aumentado progresivamente desde hace cuarenta años. Es más, es testigo directo de ello porque hace poco vio a 200 metros de su casa, cerca de la Ronda Sur, a un jabalí atropellado.

Nores explica que los jabalíes ya no caben en sus zonas "y recuperan hábitats subóptimos en los que no estaban desde hace 200 ó 300 años". Se refiere a las áreas cercanas a la falda del Naranco o de fácil acceso desde allí. Y aporta más datos. La densidad de jabalí en Asturias es de algo más de cuatro ejemplares por kilómetro cuadrado. Con tanto cerdo silvestre, concluye que es no es tan raro verlos en la ciudad. "Los avistamientos empezaron hace más o menos una década en zonas como la pista finlandesa". El zoólogo pone otro ejemplo al señalar que en los Picos de Europa hay más jabalíes en los cotos de caza que en el propio espacio natural, a pesar de que en los cotos se pueden cazar estos animales. "La causa es la misma. Hay demasiados y necesitan expandirse", precisa. Nores apuesta por hacer cacerías simuladas e intensificar el acoso a los jabalíes, por ejemplo, con perros para ahuyentarlos de las zonas pobladas. "Comprendo que los abatan, pero se pueden estudiar soluciones alternativas", apostilla.

Fructuoso Pontigo, portavoz de la Coordinadora Ecologista de Asturias, también considera que la presencia de jabalíes en la ciudad se debe al crecimiento de su población. "Aludir a que necesitan comida es demasiado simplista, aunque, desde luego, los animales buscan alimento y no les gusta hacer turismo". Para Pontigo, el comportamiento de estos animales ha cambiado ligeramente en los últimos años al perder el miedo a los humanos y acercarse al casco urbano, a plazas, edificios o parques infantiles.

"El jabalí come de todo y por eso se le puede ver metiendo el 'focico' en cubos de basura o comiendo los restos de un animal muerto", dice el portavoz de la Coordinadora Ecologista, que añade que "si hay osos en Oviedo, cómo no va a haber jabalíes. No es nada nuevo". "Lo curiosos es el aumento de su población y sus pautas de comportamiento sin aparente violencia", matiza.