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La horticultura actúa como herramienta educativa y de inserción juvenil

Lorena Neira, Candela Herrera y Ramón Fernández, de la asociación Luar, en San Lázaro de Paniceres. laura caraduje

La Asociación de Inmigrantes Residentes en Asturias (AIRA), Luar y "Ye tó ponese" han encontrado un uso social y pedagógico para sus huertos de La Corredoria y San Lázaro de Paniceres. "El huerto es un elemento esencial en nuestro trabajo. Nos permite educar y reinsertar a jóvenes en situaciones de exclusión social, y también a gente que ha estado en prisión", explica la salvadoreña Berta Montoya, uno de los miembros de AIRA, que suma 15 años de actividad. "Enseñamos a los jóvenes los procesos de plantación y el respeto al medio ambiente", añade Berta Montoya.

Además de los particulares que trabajan los terrenos para obtener productos destinados al autoconsumo, este tipo de asociaciones transforman los huertos que les han sido adjudicados en un vehículo ideal para sus fines. "A través del huerto tratamos de enseñar a los jóvenes en riesgo de exclusión social a valorar la importancia del trabajo, y que vean sus frutos. La agricultura es muy generosa, y rápidamente se ve el rendimiento", apunta Lorena Neira, de la asociación Luar, que trabaja una serie de huertos ecológicos en San Lázaro de Paniceres.

Las actividades que llevan a cabo en estos terrenos son de lo más diverso. "Con los niños plantamos girasoles, ya que es una de las plantas que permite ilustrar con mayor facilidad el proceso de plantación y crecimiento. También hemos cultivado calabazas para su fiesta de primavera, y en estos momentos plantamos tabaco, para que se familiaricen con la planta", explica Montoya.

La asociación Luar tiene previsto comenzar a trabajar en septiembre con unos cuantos jóvenes. "Empezaremos con un grupo pequeño de cinco o seis, para que estén implicados. Posteriormente, invitaremos a otros a que se sumen de forma puntual", señala Candela Herrera, otra de las colaboradoras de la organización.

Por otra parte, la Asociación de Inmigrantes Residentes en Asturias cuenta con miembros de 50 nacionalidades, y lleva a cabo sus proyectos en otros dos huertos: uno ubicado en Bimenes y otro próximo al de La Corredoria, también en la orilla del Nora.

No sólo hay hueco para los niños en la plantación de AIRA. "Algunos jubilados vienen y nos ayudan mucho", afirma Montoya. Esta situación se repite en el caso de "Ye tó ponese", de San lázaro de Paniceres, que promoverá una iniciativa en colaboración con un centro de la tercera edad para que los más mayores puedan llevar a cabo una labor formativa en los terrenos.

A pesar de la clara vocación social del huerto, para Montoya resulta imposible separar sus implicaciones personales. "El huerto me trae una nostalgia enorme, ya que de pequeña me crié entre grandes extensiones agrícolas. Mis abuelos tenían terrenos, llamados 'guatales' en lengua indígena", relata con emoción Montoya, quien en esta bonita iniciativa encuentra el equilibrio perfecto entre la vinculación social y la personal.

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