Los dos concejales de Somos e IU lo sabían de antemano. Allí, detrás de la valla, con pancartas, bocinas y silbatos, decenas de personas esperaban para abuchear fuerte. Sindicalistas, trabajadores despedidos, representantes de comités de empresas, afiliados, camaradas, compañeros de partido. Amigos.

Ellos alguna vez fueron algo de eso, por eso no querían estar allí como estaban: como una autoridad política más, desfilando por el mismo sitio que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, o que el presidente del Principado, Javier Fernández, o que el puñado de consejeros y concejales que participó ayer en la inauguración de la 60 edición de la Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA) en Gijón.

Si no fueran lo que son, concejales del Ayuntamiento de Oviedo, seguramente cruzarían la calle para situarse detrás de la pancarta y exprimir sus gargantas junto a ellos, como suelen hacer cada año desde la plaza de la Escandalera para protestar contra los premios Princesa de Asturias. Pero ayer no era el día. Oviedo volvía a la Feria de Gijón diez años después. Una de las grandes reivindicaciones turísticas del tripartito. Y no era plan de que la foto se la llevara sólo el Alcalde. Eso sí que no.

Ni a Rubén Rosón (Somos) ni a Iván Álvarez (IU) les hizo mucha gracia estar ayer delante de la pancarta con tanto poder político alrededor y tanta cara conocida enfrente: que si los despedidos de la Fábrica de Armas de Trubia, que si los trabajadores del Reconquista, los de Liberbank, la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI)...

Cuentan en el Ayuntamiento que Rosón lo admitía ayer por la mañana por las dependencias municipales. Que aquello era un "marrón", que había que ir porque sí, porque la obligación manda, pero que si por él fuera lo hubiera dejado para otro día, otro día sin flashes, sin políticos, sin manifestantes al menos. Otro día en que no estuvieran algunos de los dirigentes a los que, se sabe, ninguno de los dos puede ni ver.

Y luego resultó que llegaron allí y vieron a una ministra, a un presidente, a varios consejeros y a un puñado de concejales como ellos. Pero nadie de sus partidos homólogos en el Ayuntamiento gijonés. Ningún concejal de Xixón Sí Puede. Ningún concejal de IU. Sólo ellos.

Y es verdad que Oviedo este año es novedad. Que el stand de la capital lo recupera el gobierno ovetense y que el gobierno ovetense lo forman ellos tres. Que allí estuvieron como representantes del Ayuntamiento, no como representantes de sus partidos. Que viene también un poco a ser lo mismo.

En el despacho municipal de podemistas y comunistas el "marrón" de inaugurar la Feria se asumió con naturalidad. Gajes del oficio. La presencia de Rosón fue innegociable en Somos: es el concejal de Turismo y no había discusión. La de Iván Álvarez fue pactada en IU por dos razones: porque iba a estar por Gijón esa tarde y porque así libraba del tema a Cristina Pontón, portavoz de la coalición, que hasta hace nada era asidua entre los manifestantes allí presentes, que le fueron informando de todo lo que iba pasando por Whatsapp.

Ser concejal tiene estas cosas. Hoy es una inauguración con gente que no quieres y mañana es un paseo con Javier Fernández, presidente del Principado, ante las cámaras. Como el que está previsto, por ejemplo, para la semana que viene.