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La solidaridad se cultiva en los huertos

Colectivos de inmigrantes y de personas en riesgo de exclusión comparten con vecinos las parcelas ecológicas que cede el Ayuntamiento l "Aquí se enseñan valores y compañerismo"

Berta Montoya y Emilio García, de la Asociación de Inmigrantes Residentes en Asturias (AIRA), en uno de los huertos de La Corredoria, a la orilla del río Nora. Laura Caraduje

Los huertos ecológicos de Oviedo se han convertido en una simbiosis perfecta entre asociaciones y vecinos de la zona, que abanderan a diario el compañerismo y la solidaridad. "Todos los que trabajamos aquí tenemos una relación magnífica. Incluso compartimos entre nosotros las frutas y verduras que cultivamos", explica Germán Portal, uno de los usuarios particulares que disfruta de una de las parcelas de La Corredoria cedidas por el Ayuntamiento para el cultivo.

A través de estos huertos de propiedad municipal, situados en La Corredoria y en San Lázaro de Paniceres, algunas asociaciones tratan de enseñar a jóvenes en riesgo de exclusión social, o a personas que han salido de prisión y se encuentran en proceso de reinserción, la importancia del trabajo y los frutos que éste genera.

A l lado de estos colectivos trabajan residentes de la zona, que gracias a esta iniciativa ven cumplida la ilusión de convertirse en agricultores por unos años. La convivencia entre unos y otros "no podría ser mejor", aseguran. Incluso organizan comidas en los huertos, donde comparten experiencias y conocimientos.

Compromiso y esfuerzo no faltan entre los trabajadores de los terrenos. "Vengo todos los días como mínimo cinco horas al huerto", explica Portal, de nacionalidad cubana. Precisamente éstos son dos de los valores que las asociaciones tratan de promover entre los jóvenes. "Este primer año queremos trabajar la constancia y el compromiso. Que los chavales vean los resultados de sus esfuerzos", señala Lorena Neira, una de las responsables de la asociación "Luar", que cultiva, junto a la asociación "Ye tó ponese" algunos de los huertos ubicados en San Lázaro de Paniceres.

Las iniciativas de estas organizaciones no sólo van dirigidas a los jóvenes. La Asociación de Inmigrantes Residentes en Asturias (AIRA), que ejerce su labor en los huertos de La Corredoria, también incluye programas para mayores. "Muchos jubilados vienen a ayudarnos y enseñan a los jóvenes en riesgo de exclusión", puntualiza Berta Montoya, una de las trabajadoras de esta entidad. En la misma línea, "Ye tó ponese" está promoviendo una colaboración con una residencia de la tercera edad, que realizará actividades en el huerto.

Con la presencia de Germán Portal y de AIRA, que cuenta con miembros de 50 países distintos, el huerto de La Corredoria se ha internacionalizado, lo que eleva aún más su capacidad pedagógica. Entre los cultivos también se percibe la influencia caribeña y latinoamericana. "Tengo plantados unos frijoles cubanos. Una amiga cubana me trajo las semillas. Pensé que no funcionarían bien, pero se han dado perfectamente", indica Portal. No es ésta la única especie exótica que puede encontrarse en el huerto. "Plantamos chiles típicos sudamericanos, unos son picantes y otros dulces. También hay plantas de tabaco, que empleamos para enseñar a los niños las peculiaridades de este tipo de vegetal, muy poco común aquí", añade Berta Montoya, salvadoreña.

Los ritmos no van parejos en ambas zonas de cultivos. Mientras los agraciados con terrenos en La Corredoria ya exhiben orgullosos sus logros, en San Lázaro de Paniceres aún dan los primeros pasos. "Comenzaremos en septiembre a trabajar en ellos. Al principio necesitaremos una dedicación intensiva para preparar la tierra", anticipa Lorena Neira.

Algo de lo que Germán Portal sabe mucho. "Durante el primer año trabajé muchas horas diarias. El terreno era un barrizal, y no tuve más remedio que labrar la tierra. Eso sí, sin emplear productos químicos, aquí todo es ecológico", puntualiza. Con el tiempo, los huertos de San Lázaro de Paniceres podrán disfrutar de vegetales y hortalizas de su propia cosecha, al igual que tras un arduo esfuerzo ya hacen los agricultores de los otros terrenos de cultivo de Oviedo.

Otro de los atractivos de esta iniciativa es el regreso a las típicas huertas que el pasado siglo ocupaban vastas extensiones en las por entonces incipientes urbes. Los huertos urbanos permitirán que, durante unos años, asociaciones como LUAR, "Ye tó ponese" o AIRA puedan recuperar tradiciones y enseñar valores a través de ellas. También para que particulares como Germán Portal sigan disfrutando con su pasión, alimentando a sus familias, y compartiendo frutas, verduras y experiencias con sus vecinos de vergel. Un privilegio en plena ciudad y en pleno siglo XXI.

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