La decisión del tripartito (PSOE, Somos e IU) de devolver las atracciones infantiles y las barracas a la Losa no convence a los vecinos de la zona, que ya manifestaron en anteriores ocasiones su descontento. "El ruido, la falta de aparcamiento y los altercados nocturnos que traen las barracas fastidian la Losa", dice Ramón Lara, jubilado. Lara considera que la zona no es la "idónea" para colocar las casetas de juegos y los caballitos. Además, este vecino denuncia que la zona está poco cuidada y que el Ayuntamiento "sólo mira para aquí cuando le interesa". Los vecinos más cercanos al paseo de la Losa son los más afectados por los ruidos. Este bullicio es el que el gobierno municipal tratará reducir mediante la unificación de la música de los puestos, con un horario de 17.00 a 23.00 horas, de lunes a jueves; y de 17.00 a 01.00 horas, viernes, sábados y víspera de festivo. De todos modos, los vecinos no creen que esa sea la solución.

Algunos, que prefieren permanecer en el anonimato, opinan que no hay "espacio suficiente" y que desde el Ayuntamiento sólo "quieren molestarnos". Otros vecinos, como Alfredo Fernández, desempleado, consideran que "no molestan tanto", aunque preferirían otras ubicaciones, como La Corredoria o el aparcamiento del Tartiere. "Yo me pongo en la piel del que vive encima de las barracas y no me gustaría que eso me pasara a mí", comenta Fernández.

Sin embargo, los vecinos de los barrios adyacentes a la Losa sí que apoyan la ubicación de las atracciones. "San Mateo no es lo mismo sin sus barracas", comenta Rosa María González, jubilada. González defiende que las barracas "deberían estar en el centro o lo más cerca del centro posible". Para González, su presencia "anima" las fiestas de la ciudad. Los niños, principales usuarios de estas atracciones, son lo que más preocupa a vecinos como Raquel Ruiz. "Están en una zona perfecta, no me molestan y vienen muy bien para venir a los niños, porque es un lugar céntrico", destaca. Así, los residentes de otras zonas cercanas a la Losa prefieren que barracas y caballitos se encuentren allí, "en lugar de en Ventanielles o La Corredoria".

La polémica viene de lejos, desde que en 2005, el entonces alcalde, Gabino de Lorenzo (PP), decidiera prohibir la instalación de las atracciones en el lugar por las constantes quejas de los vecinos. Así, Oviedo perdió sus barracas en San Mateo durante cinco largos años mientras que desde el Ayuntamiento se negociaba con los feriantes sin éxito para ubicarlas en otros sitios.

En 2010, la presión de parte de los ovetenses y de los empresarios de festejos consiguió que el gobierno municipal volviera a aceptar la ubicación de los caballitos en la Losa. La respuesta fue buena, y muchos ovetenses acudieron cada día al regreso de las atracciones al centro de la ciudad. Sin embargo, los vecinos del barrio retomaron sus quejas, como sucede ahora, acerca de los ruidos, la música, la suciedad y las trifulcas que se desarrollaron en torno a las barracas. Así, De Lorenzo las prohibió una vez más, y su sucesor en el puesto, Agustín Iglesias Caunedo, intentó buscar alternativas, pero de nuevo sin acuerdo. Con la llegada del tripartito se volvió a incidir en la cuestión y ahora la polémica está servida una vez más.