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Santiago Llorente Pendás | Cirujano maxilofacial

"La sanidad tiene prestigio en Oviedo y Asturias, pero ahora se vive de rentas"

"Mi padre, de Salas, era un gran médico rural; él fomentó en mí el deseo de elegir una profesión orientada a ayudar a los demás"

"La sanidad tiene prestigio en Oviedo y Asturias, pero ahora se vive de rentas"

Santiago Llorente Pendás, cirujano maxilofacial, nació en Oviedo en 1963 y fue bautizado en la iglesia de la plaza de la Gesta, a muy pocos metros de la clínica que regenta actualmente. Médico vocacional, creció en Tuña (Tineo), donde su padre ejercía de médico rural. Siguiendo sus pasos, tanto su hermano José Luis como él estudiaron medicina. A caballo entre Oviedo y Tineo, Santiago Llorente se formó como médico especialista en cara y cuello. Su especialidad abarca una zona muy compleja del cuerpo: desde la oncología hasta la estética, pasando por la traumatología, trata problemas muy diversos. Diecinueve años en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y diecisiete en su clínica privada dan fe de la labor de este médico en la sanidad ovetense y asturiana.

Una vocación de familia. "Para mí, la medicina es una cuestión indudablemente vocacional, no la entiendo de otra manera. Mi padre, de Salas, era un gran médico rural, pese a las dificultades de la época para ejercer. Él fomentó en mí ese deseo de escoger una profesión orientada a volcarse en ayudar a los demás. En esa labor, mi madre colaboraba siempre de una manera decisiva, por lo que puedo decir que les debo a ambos mi concepción del sentido que tiene ser médico".

Entre ingenieros. "Primero vivimos en Tebongo, un pueblo de Cangas del Narcea. Después nos trasladamos a Tuña, donde pasé mi infancia hasta los diez años. Cerca de allí estaba la central térmica de Soto de la Barca, donde conocí a muchos ingenieros a los que atendía mi padre. De hecho, a mí me gustaban mucho las matemáticas y la física, pero sólo veía a esos ingenieros en reuniones, y lo que de verdad me gustaba era ser médico. Entonces, nos trasladamos a Tineo, donde mi padre ejercería hasta que se jubiló. Allí viví hasta los dieciséis años, cuando me fui a Oviedo a estudiar".

A caballo entre Tineo y Oviedo. "Primero hice el COU en los Maristas y luego fui a la Universidad. Vivía en el Colegio Ramón Menéndez Pidal, cerca de las piscinas del Cristo. La vida del colegio mayor era muy bonita, con una libertad absoluta. En la Universidad viví muy buenos años, incluso llegué a ser el jefe de la tuna de Medicina. En 1986 organizamos el primer Congreso Nacional de Tunas de Medicina aquí en Oviedo, vinieron unos 400 tunos y llenamos el Campoamor dos veces. De todos modos, mis padres vivían en Tineo, así que yo pasaba navidades, veranos y demás allí. Además, ellos estaban muy integrados, organizaban fiestas y hasta la cabalgata de Reyes. Con el tiempo me fui desvinculando, pero mis amigos de la infancia son de Tineo. Tras seis años de carrera, hice las especialidades de Estomatología y Cirugía Maxilofacial y entré a trabajar en el HUCA".

Una especialidad con casos dramáticos. "Aunque suene a tópico, hay muchos casos y cada uno es diferente. Realmente, hay casos que tocan más la fibra sensible, donde realizas operaciones muy complejas. Recuerdo a un minero al que le estalló un barreno en la cara. Su reconstrucción llevó años y poder ver el éxito de su evolución fue tremendamente satisfactorio. Sin embargo, los casos que más me impresionan son los de oncología. El cáncer es una enfermedad que, desde el punto de vista médico, me motiva más en los casos que no curo que en los que sí lo consigo. Cuando no tienes éxito, tienes que acompañar a esa persona hasta el final, no debes abandonarlo porque no puedas hacer más. La satisfacción moral que obtienes por haber estado al lado de esa persona es muy grande. Considero la medicina como una profesión que consiste en ayudar a la gente a solucionar un problema, desde el más mínimo hasta el más complejo. Por ello, creo que en casos como el de la oncología, el problema no es la vida, sino cómo llegar a la muerte".

Del HUCA a la sanidad privada. "Soy un enamorado de la medicina pública. De hecho, mis compañeros del HUCA, una generación brillante de la sanidad ovetense, fueron un constante estímulo para esforzarme y superarme en los diecinueve años que trabajé allí. Gente como Luis Antuña, Miguel Quiñones, Eduardo Lombardía, Juan Carlos de Vicente, Manuel González y Luis Junquera influyeron de forma decisiva en mi formación. La vida me llevó a la medicina privada por cuestiones más personales, sobre todo para mantener a mis cuatro hijos. Intenté compatibilizar ambas profesiones durante años, pero llegó un momento en que se me hizo imposible. Yo soy de los que estira mucho el tiempo, pero no me dio para todo. Además, fui elegido presidente de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial, desde donde ofrecemos cada año congresos y cursos de formación, de los cuales uno siempre se hace en el Auditorio de Oviedo y ya es un referente nacional".

Formación y sanidad en Asturias. "La sanidad tiene prestigio en Oviedo y Asturias, pero ahora se está viviendo de las rentas del pasado. Las condiciones de la sanidad en Asturias son peores que en el resto de España. Estamos perdiendo talento, que prefiere trabajar fuera. La sanidad pública en Asturias no se está potenciando bien. Hay muy buenos médicos, pero hay que seguir manteniendo ese nivel. De la Universidad tienen que salir profesionales jóvenes a los que se dé unas condiciones laborales y de recursos que les animen a desarrollar su labor en Asturias. Tenemos que potenciar nuestras virtudes y pensar en el futuro".

"Si me hice cirujano maxilofacial fue por circunstancias secundarias, prácticamente de casualidad. Estaba preparando el examen del MIR y decidí presentarme a Estomatología a modo de prueba para comprobar si estaba preparándome bien. Mi sorpresa fue que aprobé y, entonces, la única especialidad que se podía estudiar junto con Estomatología era Cirugía Maxilofacial. El prestigio que ambas tenían en Oviedo y la preferencia que tenía por las especialidades quirúrgicas acabaron convenciéndome. Además, también pensé que de esta manera tendría un conocimiento muy completo de una zona del cuerpo muy concreta".

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