Si van al Parque de Invierno o al de Purificación Tomás y se encuentran con unos chavales lanzando "frisbees" a una especie de canastas amarillas, quédense a observar. Es muy probable que se trate de los ovetenses Miguel Caparrós (1993) y Carlos Ortega (1998), convirtiendo una de sus más peculiares aficiones en auténticas exhibiciones de disc golf. Se trata de una práctica deportiva que entraña a un tiempo concentración, paciencia y precisión, algo de lo que estos jóvenes han demostrado estar servidos.

Campeón y subcampeón de Asturias respectivamente, Caparrós y Ortega representarán a nuestro país, junto al veterano Carlos Río, en el Campeonato de Europa de Disc Golf, que se disputa cada dos años y que la semana que viene trasladará a los mejores en esta práctica a Oulu (Finlandia). "Allí, este deporte, que en España pasa desapercibido, tiene una grandísima aceptación", explica Fernando López, miembro de la directiva de Disc Golf Club Oviedo.

La asociación surgió en 2012, cuando Carlos Río, carbayón afincado en Noruega, introdujo de manera pionera este deporte en Asturias. La técnica, nacida en Estados Unidos, toma prestadas las reglas del golf, pero sustituye las bolas y los palos por discos redondeados de diferente peso, textura y acabado en función del tipo de lanzamiento que se quiera realizar.

En concreto, existen tres tipos de discos. Los "drivers" permiten realizar tiros de largo recorrido, pudiendo alcanzar los 180 metros de distancia, "equivalente a la longitud de dos campos de fútbol", aclara López. Por otro lado, los discos apropiados a medias distancias son útiles para aproximarse a canasta, mientras que los "putters" son los indicados para encestar.

"La clave es introducir el disco en la canasta en el menor número de tiros posible. Para ello, entra en juego la práctica, pero también el tipo de frisbee que escojas", explica Ortega, actual subcampeón de España que en su palmarés ostenta también el título de campeón juvenil del Open de Bélgica.

Por su parte, Miguel Caparrós, que se enfrenta a su primer campeonato internacional, apunta que la mayor dificultad del disc golf reside en que "requiere mucha concentración, sobre todo en los campeonatos, ya que cualquier nerviosismo, el más mínimo desvío, puede echar a perder el tiro".

Para evitar perder precisión durante el campeonato europeo, que transcurrirá entre los días 24 y 27 de agosto, y que se celebrará en cuatro rondas de dieciocho hoyos cada una, estos dos jóvenes han intensificado sus entrenamientos, que les ocupan aproximadamente tres horas diarias. "Estamos practicando mucho los tiros a canasta, porque es donde más se falla", indica Caparrós.

Pero más allá de la competición, esta práctica es la prueba más evidente de cómo deporte y entretenimiento están ligados. Tanto Ortega, a punto de comenzar su formación en Ingeniería Industrial, como Caparrós, estudiante de Realización Audiovisual, se iniciaron en la práctica del disc golf movidos por la posibilidad de "pasar un rato divertido entre amigos".

El colectivo de aficionados al disc golf va creciendo cada vez más. Elegidos para representar a España por sus méritos deportivos, Carlos Ortega y Miguel Caparrós "realizan una gran labor para llevar el disc golf a los colegios y darlo a conocer socialmente", destacó agradecido Fernando López.