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"Es un sitio muy tranquilo y está en medio de la ciudad", dice uno de los peregrinos

El Ayuntamiento adjudicó en junio la gestión del albergue de peregrinos a la Asociación Astur-Leonesa del Camino de Santiago en las instalaciones del Seminario por un período de tres años prorrogables a tres más, y una ayuda de 3.100 euros al mes.

El presidente de la agrupación aclara que esta concesión fue clave para tomar la decisión de ampliar las plazas en 2017, pasando de 51 camas a 61, y para dotar de lavadora y secadora al albergue, que cuenta con 15 habitaciones, 12 duchas y servicios (6 de hombres y 6 de mujeres), capilla y cocina-comedor equipada con frigorífico, microondas, vajilla y cubiertos.

Precisamente, Adrian Cipa, un alemán de 32 años que ha hecho cuatro veces el Camino de Santiago a través de diferentes rutas (el Camino Francés y el Sanabrés), aprovechó su primera estancia en el albergue ovetense para prepararse la comida nada más llegar a eso de las 15.15 horas. "Esto está muy bien. Es un sitio muy tranquilo y en medio de la ciudad. No me ha costado nada encontrarlo". Cipa, natural de Bottrop (una ciudad de Renania del Norte-Westfalia), llegó ayer a Oviedo en autobús procedente de León, una de sus ciudades españolas preferidas, con las pilas del cuerpo y el despertador cargadas para levantarse hoy temprano y comenzar la primera etapa desde la Catedral hasta Grado.

Según los trabajadores y voluntarios del Salvador, no existe el prototipo de peregrino medio en Oviedo. "Viene gente de todo tipo, desde chavales muy jóvenes, hasta personas de 70 años, pasando por lobos solitarios y familias con niños pequeños", explica Manuel Collar mientras atiende a una pareja recién llegada.

El matrimonio Lefeuvre, formado por Eric y Catherine, están de vuelta. Es decir, finalizaron el Camino de Santiago a través de la ruta del Norte y decidieron pasar por Oviedo antes de regresar a Burdeos. "Hicimos el Camino Primitivo hace cuatro años atraídos por el paisaje y la cultura. Oviedo nos gustó tanto que quisimos volver a verlo. Vimos el prerrománico, el Bellas Artes y, como no, la Catedral", cuenta en un perfecto castellano Eric Lefeuvre, de 58 años. La pareja, que cogerá mañana un autobús a Francia, apuró su tiempo para intentar estirarlo y visitar la capital asturiana sin la carga de las mochilas.

A eso de las 16.30 horas de ayer, casi no quedaban plazas en el albergue de peregrinos del Seminario Metropolitano.

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