Ponerse en la piel del otro puede llegar a ser una experiencia muy satisfactoria. Si no, que se lo digan a Andrés Coca Pelaz, otorrino del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), cuyo paso de médico a paciente en su propio lugar de trabajo ha cambiado su visión del centro sanitario. "No es lo mismo atender a enfermos en el hospital, con la bata puesta, que ser tú el que está en una cama", afirma Coca, quien estuvo ingresado en el HUCA para someterse a una operación cardiológica. Para el doctor, convertirse en paciente ha cambiado "la imagen" que tiene del centro. "Como médico se ven más los fallos, lo que está mejor y lo que está peor, pero como paciente no encontré nada que no me gustase", comenta satisfecho.

Coca acudió, como cualquiera, a una consulta de cardiología del Hospital para realizar una serie de pruebas. "Pasé de ser el que diagnostica a ser el diagnosticado", señala. Su colega cardiólogo le recomendó someterse a una cirugía, por lo que tuvo que ser ingresado en su propio lugar de trabajo. "La gente cree que los médicos nunca nos ponemos malos, pero a todos nos toca alguna vez pasar por una consulta", bromea.

Una vez ingresado, Coca pasó a ser un enfermo más del complejo sanitario de La Cadellada. "Estás en la misma situación que el de la cama de al lado", precisa. Pronto hizo buenas migas con su compañero de habitación y con el resto de pacientes de su planta. En sus paseos por los pasillos de la primera planta del HUCA pudo ponerse en el lugar de aquéllos a los que trata en su trabajo. "Me sentía como uno más, no como a lo que estoy acostumbrado", indica.

Visitas terapéuticas

Sin embargo, lo que más sorprendió al doctor fue el trato que recibió por parte de sus compañeros de empresa. Durante su estancia en el HUCA, Coca fue atendido tanto por compañeros a los que conocía como por otros que desconocían que era médico del centro, cuya labor le impresionó gratamente. "Puedes creer que si te trata alguien que te conoce lo va a hacer mejor, pero la realidad no es así. Me conocieran o no, médicos, celadores y enfermeras me asistieron siempre de forma excepcional, con una sonrisa en la cara, mucho cariño y una educación exquisita", asegura Coca. Para él, el verdadero potencial del Hospital no son sus instalaciones y equipamientos, sino "el nivel de los profesionales, o sea, mis compañeros". "Es uno de los tesoros que tenemos en Asturias y debemos cuidarlo", advierte.

Otra de las sorpresas que el médico se llevó mientras estuvo ingresado fue el efecto casi terapéutico de las visitas que recibió. "Cuando estás en una cama de hospital, el hecho de que vaya gente a verte es una ayuda increíble", afirma. Para Coca, las visitas de compañeros, amigos y familiares permiten al enfermo "evadirse y olvidarse de que está en un hospital, esperando a ser operado". El hecho de que sus compañeros fueran a visitarle, algunos de guardia a las diez de la noche o cuando entraban a trabajar a las ocho de la mañana, fue para el médico una experiencia "inmejorable".

Su historia, que dio a conocer a través de una carta publicada el pasado martes en este periódico, se transformó rápidamente en un fenómeno viral en las redes sociales, convirtiéndose en una de las noticias más leídas y compartidas de estos últimos días. "Yo escribí la carta como agradecimiento a todos los que me atendieron en el Hospital, conocidos y desconocidos, pero no esperaba que llegara a tener esta repercusión", sentencia.