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El recorrido

En busca del "Homo heidelbergensis"

En busca del "Homo heidelbergensis"

Cómo llegar: En la autovía A-8 tome la salida 462 hacia Busto. Después de unos 2 kilómetros, siga la señal hacia el "Centro de Busto" unos 200 metros hasta la capilla de Busto, desde aquí seguimos por la carretera hacia el Faro de Busto.

Descripción del recorrido: La "rasa costera" constituye, sin duda, el rasgo geográfico y paisajístico más característico de esta zona, y también de la mayor parte de la cornisa cantábrica. El contraste entre la rasa costera, de prados verdes y plantaciones de eucaliptos, los acantilados de paredes vertiginosas y las sierras prelitorales paralelas a la costa, conforman las características de estas rasas, de unos 2-3 km de anchura.

La "rasa" tiene su origen en una plataforma de abrasión marina que emergió hasta ocupar la posición actual. Está compuesta principalmente por cantos y gravas, junto con arenas y limos recubiertos por otros sedimentos de origen torrencial.

Es la llanura del Cabo de Busto, un ejemplo típico de rasa festoneada por escarpados acantilados rocosos, donde se asienta el pueblo del mismo nombre. En ella podemos encontrar principalmente pino y eucalipto, con algún que otro castaño y roble. La mayor parte está dedicada a la explotación ganadera, con pastos de siega; en las proximidades de los acantilados, los brezales son lo que más abunda.

Es en esta rasa donde hace medio millón de años habitaron humanos que precedieron a los neandertales, el "Homo heidelbergensis", un homínido del que hace algunos años se encontraron cientos de restos óseos en la llamada Sima de los Huesos de Atapuerca. Esto ha sido corroborado por el encuentro de multitud de centenares de útiles de piedra tallada (bifaces, raederas, picos y muescas) de antepasados del neandertal en un yacimiento descubierto de forma fortuita, en la restauración de la charca del Pozo Lagüera, que vinieron a corroborar los estudios realizados anteriormente en la zona occidental de Cabo Busto, confirmando que se trata de la primera ocupación humana del norte de la Península Ibérica.

Ruta propuesta: Es parte del PR As 4 "Ruta de Cabo Busto".

De dónde salimos: 29T704195 / 4826602. Altura: 74 metros.

En el área recreativa "Monte de Cabo", cerca del faro, tenemos unas excepcionales vistas de la costa occidental. Casi debajo de nosotros se encuentra la playa de Bozo, de cantos rodados y aguas cristalinas. Aquí se coge la senda que sale a la derecha de la misma y que circula encajonada entre dos traviesas de ferrocarril al borde del acantilado.

Pronto aparece ante nosotros el faro de Cabo Busto encima de los cortados acantilados sobre la playa del Cabo. En este punto podemos apreciar la vegetación que cuelga sobre las verticales paredes que caen sobre la playa.

Pronto nos encontramos con el primer mirador, el Mirador del Cabo, desde donde tenemos una excelente vista de la recogida playa de Bozo y donde vemos delante las islas de La Moura y de Las Mouchas. Seguimos nuestro camino hasta encontrar el aparcamiento del faro de Cabo Busto.

Seguimos caminando hasta bordear el faro y llegar hasta la punta del cabo, donde encontraremos otro mirador y desde donde tenemos una excepcional vista de la costa, con sus vertiginosos acantilados a ambos lados del cabo. Desde aquí, apreciamos la parte norte del faro, donde vemos pintado en la edificación del mismo un letrero: "Cabo Busto".

El sendero continúa entre los acantilados y las verdes praderas, desde donde apreciamos esta parte de la rasa costera salpicada por diversas plantaciones de coníferas. Pronto atravesamos un pequeño puente de madera, antesala de otro mirador desde el que podemos apreciar la parte este del Cabo Busto.

Desde el mirador tenemos justo debajo y al este la playa Barchinas, encajonada entre nosotros y la punta de Corbellino, y una espléndida panorámica de los abruptos acantilados hasta Faro Vidio. Siguiendo por el camino, a los pocos metros llegamos al Mirador de la Punta Arenoso, donde destaca debajo de nosotros la Isla del Salto, a la izquierda.

En este punto, si miramos al acantilado del oeste (izquierda mirando al mar), vemos la serie estratigráfica de la zona, en la que se aprecian las diferentes capas, de areniscas y cuarcitas de la Serie los Cabos dispuestas en estratos casi verticales. Sobre éstos se disponen discordantemente los sedimentos que tapizan rasa, antiguos depósitos de playa constituidos por cantos marinos embebidos en una matriz arenosa situados en lo alto del acantilado.

Esta parada sirve de toma de contacto con el rasgo geomorfológico más importante de este sector, la rasa costera, que junto con los acantilados contrasta significativamente con las elevaciones montañosas de las sierras prelitorales. Del mismo modo, podremos observar cómo la geología condiciona la aparición de entrantes en el mar, constituidos por las litologías más resistentes a la erosión, como las cuarcitas y ensenadas, donde la existencia de rocas menos resistentes a la acción marina ha propiciado la aparición de calas y playas.

Podemos apreciar perfectamente las diferentes capas que conforman el acantilado, donde destacan, en su parte superior, dos franjas: la superior, de escaso espesor, de color oscuro y con la vegetación sobre ella, de cantos rodados mezclados con tierra orgánica; y una inferior, de colores que oscilan entre un blanco sucio y un naranja, donde apreciamos varias capas de cantos rodados, distando entre una y otra capa entre 300.000 y 500.000 de años. Son en estas capas de cantos rodados donde se han hallado los restos prehistóricos más antiguos del norte peninsular.

Hacia el oeste tenemos la playa de las Vallinas y una excepcional vista de la costa, donde sobresalen las puntas, a modo de proa de barco, que se adentran en el mar y que conforman un entramado de calas y playas a lo largo de todo este tramo de costa.

A partir de este punto, la ruta abandona el acantilado para adentrarse en la rasa costera, a través de un camino que nos encontramos muy cerca del mirador. Seguimos por el camino, hasta que nos encontramos con una hilera de cipreses antesala de una pista.

Punto 2: 29T704754 /4826663. Altura: 57 metros. Distancia: 2 kilómetros.

Al llegar a este punto, la ruta propuesta se separa del Pr As 4, el cual gira a la izquierda, mientras que la nuestra gira a la derecha y continúa encajonada entre los cipreses, en clara dirección norte. Continuamos por ella ignorando los dos caminos que nos salen a la izquierda y que transcurren encajonados entre cipreses. Después del ultimo nos encontramos con otro que sale a la derecha y que se dirige al acantilado, el cual también ignoramos.

El camino pronto gira al oeste, primero, desde donde vemos la parte sur del faro de Busto, y luego hacia el sur. Aquí nos sale una pequeña senda entre traviesas de ferrocarril primero y luego de madera que nos conduce al mirador del Pozo Lagüera, recientemente restaurado y lugar donde paran multitud de aves migratorias en la época de paso invernal. Es en este lugar donde, durante los trabajos de impermeabilización de la charca, aparecieron multitud de instrumentos de piedra hechos por nuestros antepasados de hace cerca de medio millón de años. Son los restos más antiguos del norte de España. Estos restos se encontraron en dos capas diferentes, que corresponden a las capas de cantos rodados que vimos en el acantilado. Los más recientes en la capa superficial y los más antiguos, a casi dos metros, en la capa de cantos rodados más profunda.

Una vez vista la charca, volvemos sobre nuestros pasos, hasta encontrar el camino, que seguimos hacia la izquierda, hasta llegar a la carretera. Aquí seguimos hacia la izquierda hasta encontrar el primer desvío a la derecha que nos lleva al área recreativa donde comenzamos, después de 3, 4 kilómetros de recorrido.

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