Dieciocho puercos, siete gallinas con sus polluelos y un gallo. Esas son las cifras de la batida que once miembros de la ONG animalista Mundo Vivo y otros veinte voluntarios, asistidos por agentes de la Policía Local, llevaron a cabo ayer en La Malata, donde cerdos vietnamitas, gallinas, gatos y perros campan a sus anchas. La peculiar cacería tenía como objetivo capturar vivos a los animales, el último vestigio del poblado chabolista que hasta hace unos días se erigía en el lugar. A través de cercados, redes, cuerdas y el propio físico de los voluntarios, fue posible atrapar y enjaular uno a uno a los puercos, que chillaban y corrían por los matorrales que rodean las casi cinco hectáreas donde se erguía el poblado chabolista derribado hace doce días.

"El problema es que los cerdos vietnamitas están considerados como especie invasora, que se cruza con los jabalíes y degenera la raza, por lo que hay que llevar un control sobre ellos", indicó ayer Luis Bernardo, presidente de Mundo Vivo, que dirigió la batida. Bernardo había contado hasta ocho de estos animales, que, a los que estuvo alimentado durante diez días con frutas, verduras y restos de comida. Su sorpresa fue mayúscula al encontrar ayer hasta diecinueve ejemplares correteando por la maleza. "Estamos desbordados", declaró Bernardo.

El momento estrella de la tarde llegó con la captura de una de las hembras más grandes, que había dado a luz en los últimos días. Hicieron falta unas seis personas, agente de la policía local incluido, para poder reducir y transportar a los casi 90 kilogramos de bestia, que consiguió romper una de las jaulas en las que se le intentó introducir. Ocho de sus pequeñas crías, de tan sólo cuatro días de vida, también fueron rescatadas por los voluntarios.

De entre todos, el que más se jugó el físico fue Julio Torralba, que literalmente placó a uno de los puercos que huía de sus captores. El joven, analista de laboratorio, confesó ser un "apasionado de los animales" y acudió a la cita porque considera que "están mejor en cualquier otro sitio que aquí".

El destino de estos cerdos es variado. Primero, está previsto que sean transportados a Llanes, al centro de recuperación veterinario de Mundo Vivo, en un camión aportado por el gobierno municipal y con un permiso especial de la Consejería de Medioambiente del Principado. Allí, las criaturas serán curadas y vacunadas. La mayoría, según palabras del presidente de la ONG, serán "reubicados en casas particulares, granjas y santuarios para animales". Alguno de los voluntarios, como María Luisa García, que se acercó a la batida desde Gijón, tiene intención de hacerse con uno de los cerditos. "Hay que reubicarlos bien, en un lugar donde estén cuidados", indicó la voluntaria. Los que aún no tengan destino, permanecerán en el refugio de Mundo Vivo, a la espera de un hogar que los acoja.