"Han sido unos meses muy intensos por el turismo", indicó Álvarez. Lo que más ha llamado la atención de los hosteleros del lugar es la fidelización de los visitantes procedentes de otros puntos de la geografía española, que repiten año tras año. "La cultura, el paisaje y la gastronomía son los atractivos que enganchan a estos turistas", señaló Álvarez, que afirmó que su satisfacción es "muy alta".

De hecho, los propios visitantes confirman estas impresiones de los empresarios. Así, viajeros como José Luis Serrano y su mujer, Pilar López, de Zaragoza ya conocían la ciudad, pero decidieron repetir. "Es una ciudad perfecta para venir con niños, por su clima suave, su comodidad y su mezcla de gastronomía y cultura", apuntó el maño. Las familias conforman gran parte de los que viajan a la capital asturiana. Por ejemplo, los barceloneses Tina Gámez y Jorge Vázquez se lanzaron ayer a conocer el casco antiguo con su hija. "Es una ciudad limpia y preciosa, la peatonalización del centro es una ventaja", comentó la primera. Por su parte, su marido, explicó que los grandes atractivos para él son "la Catedral y los monumentos prerrománicos, que son únicos".

Precisamente, el patrimonio histórico de la ciudad es uno de los grandes reclamos que más gusta a los turistas. "La Catedral y el Museo de Bellas Artes hacen muy interesante la ciudad", dijo Carmen Vaquerizo, madrileña. El conjunto del casco antiguo, sumado a Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, son los puntos favoritos de viajeros como Vanesa Luján, de Sevilla. "Tenemos un día para conocer la ciudad y no queremos perdernos los monumentos del Naranco", indicó la hispalense. Otros, como Ana Tomás, de Orihuela, se decantan más por el templo catredalicio. "Es preciosa, tiene algo especial que la hace diferente", comentó. Para otros, lo mejor es la posibilidad de combinar varios tipos de turismo. "Hay muy buenas comunicaciones desde aquí a la playa, merece la pena venir", apuntó Laura Sanz, de Madrid.

La gastronomía es, nunca mejor dicho, otro de los platos fuertes que ofrece Oviedo a sus visitantes. "El cachopo, la sidra, la fabada... en Oviedo se come muy bien", comentaba sonriente el joven madrileño Óscar Gutiérrez. Otro turista también veinteañero coincidía con él. "Después de probar el cachopo y la sidra tengo pensado volver", añadió el pucelano Pablo Gil. La comida típica regional y el ambiente de las sidrerías son un atractivo con un gran potencial, que turistas como el sevillano Diego Hermida aprovechan. "En Oviedo se come tan bien que estoy convirtiendo mi viaje en una ruta gastronómica", confesó.

Las costumbres asturianas son otro de los detalles que sorprenden y agradan a los viajeros. "Las gaitas y los bailes en la calle animan mucho la visita", apuntó David Rodríguez, de Orihuela, mientras observaba la actuación de un grupo folclórico en la plaza del Ayuntamiento. En general, los turistas valoran este tipo de detalles. "Es muy importante mantener las tradiciones y acercar las costumbres a la gente", indicó María Jesús Rabanal, de Palencia. Su marido, Miguel Ángel Pelaz, confesó estar "maravillado" con el mercado del Fontán, que le pareció "muy bonito y tradicional".

El ritmo y el clima de la ciudad también atrae a aquellos que vienen de otras grandes ciudades. Así, turistas como Leticia Luján, de Sevilla, afirman estar "encantados con la tranquilidad de la ciudad". Su compañera, Conchi Leal, confesó disfrutar del tiempo. "Oviedo es la mejor forma de huir del calor del sur", señaló. Algunos, hasta preferirían mudarse a Oviedo, como Cristina Gil, de Valladolid. "Viviría aquí, es una ciudad perfecta para los universitarios", comentó.