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Médico psiquiatra

¿Cómo evitar el estigma de la enfermedad mental?

No se registran más crímenes entre pacientes psiquiátricos que en la población general

¿Cómo evitar el estigma de la enfermedad mental?

Con relativa frecuencia se leen en la prensa o se escuchan en los medios audiovisuales trágicas noticias sobre crímenes, asesinatos, agresiones, etcétera. Las crónicas de sucesos están ahí. Pero, a mi juicio, el mayor error cometido por el periodismo, generalmente de baja calidad, es el que relaciona delito criminal con enfermedad mental. No resulta extraño leer o escuchar, tras una truculenta descripción de los hechos más o menos escabrosos, una coletilla fatídica: el autor, o presunto autor, estaba en tratamiento psiquiátrico.

¡Vaya! Lo que podría ser -y habitualmente lo es- una casualidad, parece transformarse en una causalidad; por una simple malversación retórica. Al menos, es lo que se da a entender de forma directa o subliminal.

Vamos a ser bien pensados y a creer que, tal vez, la intención del autor de la noticia es tranquilizar a la población; pero, creo yo, de forma poco ética. Es como transmitir un mensaje de calma: si en usted o sus allegados no hay enfermedad mental, no se preocupe, está libre y protegido del crimen.

Ya, pero... ¿Y si resulta que sí? ¿Y si el lector o espectador se encuentra bajo tratamiento psiquiátrico o tiene un familiar o un amigo en esas condiciones? Podría llegar a pensar: ¿Me tocará a mí caer presa del crimen, como autor o como víctima? He conocido a muchos pacientes angustiados por este tema.

Está sobradamente demostrado, con estudios y estadísticas, que no hay una relación directa. Que no se da más el crimen entre enfermos mentales que en la población general. Y hago hincapié sobre dos patologías que con frecuencia salen en esta prensa sensacionalista: la depresión y la esquizofrenia.

Pobre depresivo, en el que la mayoría de sus deseos presuntamente malignos recaen sobre él y no sobre los demás. Y no digamos del esquizofrénico, metido en su burbuja, que habitualmente es más víctima que verdugo del maltrato y la incomprensión.

Nunca leí una noticia que dijera algo así como: "Un enfermo celíaco entró en un banco con una pistola y amenazó al personal para cometer un atraco". O bien: "Un sujeto propinó una paliza a otro en la cola de un cine; luego se averiguó que era diabético". Evidentemente, no existen tales noticias porque el comentario diagnóstico añadido resultaría improcedente y grotesco.

Dejemos los diagnósticos en manos de los médicos en sus historias clínicas y confidenciales, porque nada pintan en la prensa. Por ello, desde aquí, pediría un respeto hacia la enfermedad mental. Evitemos el doble sufrimiento para quien la padece y para sus queridos cuidadores; el de la enfermedad y el del estigma criminalista añadido.

Ni crimen, ni vergüenza; el posible trastorno mental es algo de lo que nadie está libre.

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