"Los montes seguirán ardiendo mientras haya un irresponsable que encienda un cigarrillo y tire la cerilla sin apagar. Como hizo ayer alguien, no se sabe quién, al borde de un camino del Naranco. Unos minutos después lo que empezó siendo una pequeña hoguera sin importancia se convirtió en un incendio arrollador, empujado por el viento y favorecido por la temperatura. Naturalmente, los bomberos no tardaron en aparecer. Llegaron con rapidez y actuaron con eficacia, ayudados por los vecinos, que con palos y calderos de agua se distribuyeron estratégicamente para acorralar el fuego".