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Jovino Álvarez Díaz

"Convertir Oviedo en una ciudad ciclista implica vivir en un lugar limpio y sano"

"El taller de bicicletas nació en 1940 con el abuelo de mi esposa, de quien lleva el nombre, y ha ido pasando por la familia de mi mujer hasta llegar a mí"

Jovino Álvarez repara una bicicleta en su taller. Miki López

Jovino Álvarez Díaz es el dueño del taller de bicicletas Salvador Bermúdez, situado actualmente en el Postigo Alto. Este veterano mecánico ha reparado bicicletas a padres e hijos durante veinte años, aunque el establecimiento se remonta a 1940, cuando estaba en la calle Quintana y regentado por el abuelo de su esposa, del que aún lleva el nombre. Álvarez está encantado de haber heredado la tradición de su familia política. Arreglando piñones, catalinas, ruedas y cualquier otro elemento de la bicicleta, ha llegado a conocer a gran parte de la población de Oviedo y se confiesa "muy orgulloso por la confianza que han depositado en mí durante tanto tiempo". En su tienda, por la que no han pasado los años, permanecerá al menos cinco años más, pasados los cuales llegará la hora de echar el cierre a una vida como "el mecánico de Oviedo".

Armas por bicicletas. "Empecé trabajando en la Fábrica de Armas de La Vega. Tras 25 años allí consideré que era el momento de un cambio, necesitaba otra cosa. En ese contexto surgió la posibilidad de coger el taller de bicicletas que la familia de mi mujer lleva regentando desde hace tres generaciones. El cambio fue muy sencillo, y me alegro de haber tomado aquella decisión".

Heredero de un taller histórico. "Es un negocio familiar, que comenzó allá por 1940. Lo fundó el abuelo de mi mujer, y estaba ubicado por aquel entonces en la calle Quintana. Una vez que lo dejó, fue mi suegro el encargado de continuar la tradición. Hace veinte años terminó su ciclo, y yo no me lo pensé: consideré que era mejor dedicarme a las bicicletas que trabajar en la Fábrica de Armas".

No sólo reparaciones. "Aunque la actividad principal del taller es arreglar las bicicletas que nos trae la gente, no sólo ofrezco ese servicio. También vendemos bicicletas: nuevas, de segunda mano, por catálogo e incluso personalizadas. Cualquiera puede pedirme una determinada bici con las características que desee y se la monto. Son bicis de carretera, montaña y paseo. Otra iniciativa que ha funcionado muy bien es el alquiler. Ya en 1940, cuando nació el taller, mucha gente acudía a alquilar bicicletas, y actualmente las ofrecemos por días. Son de montaña, y los principales usuarios son estudiantes universitarios, turistas y gente joven en general. La verdad es que este sistema está funcionando muy bien".

Una clientela fiel y variada. "Muchos de los que vinieron desde los primeros días en los que empecé en el taller han seguido viniendo hasta ahora. Son clientes fieles, que me alegran la vida. Solemos bromear, charlar y pasarlo bien juntos. Esto es casi una familia. Después de tantos años nos conoce muchísima gente. Vienen niños, jóvenes, mayores, padres, abuelos, prácticamente de todo. Al ver crecer a los chavales, te das cuenta de que envejeces, de que te haces mayor, y da algo de pena, aunque es una satisfacción enorme".

Largas y felices jornadas de trabajo. "A pesar de estar bastantes horas en la tienda, unas ocho horas al día, no se me hace largo. Los clientes que vienen me animan el día. Además, reparar las bicicletas me gusta mucho, es algo que me apasiona. Conseguir que el cliente esté contento con tu trabajo, y vuelva, es un reto que me mantiene activo. En los ratos más relajados tengo un pequeño televisor que me hace compañía, pero generalmente siempre hay bastante tarea, y gente con la que conversar".

Adaptándose a la evolución de los tiempos. "El mercado últimamente se ha estabilizado. Hace un tiempo hubo un boom de las tiendas de ciclismo, y eso hizo más complicado mantener el ritmo habitual de venta. Es algo normal: tenemos que repartir el pastel. También se notó mucho la crisis, sobre todo en el tema de ventas. Para contrarrestarlo, no me quedó otro remedio que ofrecer precios muy baratos en reparaciones, eso me ha permitido mantener la rentabilidad durante las épocas más difíciles. Actualmente, el alquiler está funcionando muy bien, y eso es clave".

Convertir Oviedo en una ciudad ciclista. "Suelo montar en bicicleta cada vez que puedo. Es algo que me apasiona; si no, no estaría aquí. Todos los días me desplazo en bicicleta desde mi domicilio hasta el taller. Es una cruzada personal que tengo: convertir Oviedo en una ciudad ciclista. En otras ciudades europeas la bicicleta esta instaurada como medio de transporte habitual, y aquí, aunque estamos consiguiendo que aumente, aún no se ha logrado una generalización de su uso. Es una pena, porque no generaría ningún perjuicio y, por contra, serían muchos los beneficios. Entre ellos, reducir la contaminación y mejorar el estado de salud de la población. Para mí sería muy bonito vivir en una ciudad limpia y sana, encima sabiendo que he contribuido a lograrlo dentro de lo posible".

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