Es cierto que un despiste lo tiene cualquiera, pero el que cometió ayer un conductor en Oviedo es de los gordos. Ocurrió en la rotonda de San Lázaro. Según explicaron los testigos, el vehículo entró en la glorieta proveniente de la Ronda Sur con la intención de con intención de dirigirse a la calle Muñoz Degraín -que tiene dos carriles en cada sentido-, pero al realizar la maniobra se pasó la salida correcta y trató de subir por la siguiente, es decir, por el carril que baja hacia la rotonda en dirección contraria.

Cuando se dio cuenta de que los coches le venían de frente trató de arreglarlo, pero fue peor el remedio que la enfermedad. El conductor quiso atravesar la mediana por una zona en la que hay un paso de cebra para pasar al lado correcto, aunque al hacerlo dañó los bajos del coche con el hormigón que separa ambos carriles. Al menos no hubo que lamentar heridos, sólo daños materiales en el vehículo.