"A las ocho menos veinticinco, las puertas del Campoamor se abrieron para recibir a los primeros espectadores del XLIV Festival de Opera de Oviedo. Durante más de media hora, los aficionados fueron entrando en el teatro. En el hall, chicas jóvenes que estrenaban su primer vestido largo charlaban animadamente mientras esperaban el inicio de la obra de Mozart. Por su parte, los amigos intercambiaban las primeras conversaciones después del largo período estival y las señoras, bronceadas y elegantemente vestidas con colores discretos, se saludaban antes de dirigirse a sus asientos".