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Ignacio Sal del Río | Procurador y presidente de la Federación General de Asociaciones de Asturias

"Empecé Derecho como quien sigue en el colegio; yo quería hacer Historia"

"Me parece urgente resolver el uso de los terrenos del antiguo hospital, en el Cristo, y de la Fábrica de Armas, en la Tenderina"

Ignacio Sal del Río, procurador de los Tribunales y presidente de la Federación General de Asociaciones de Asturias, vino al mundo en Oviedo el 22 de octubre de 1959. Los primeros años de su vida están ligados a Tineo, donde su padre regentaba un comercio y de donde procede la rama familiar paterna. La madre, ovetense, quiso tenerle en la capital, lugar al que Sal del Río se mudo definitivamente de adolescente, tras pasar épocas interno en Gijón y León. El procurador ovetense preside la Federación General de Asociaciones de Asturias que según señala, pretende aglutinar al mayor número posible de organizaciones vecinales. Sus compañeros le definen como de "demostrada formación jurídica, trabajador, melómano y persona tranquila".

La infancia en Tineo y el internado en Gijón y León. "Mis primeros años los pasé en Tineo, donde mi padre tenía un comercio. Mi madre era de Oviedo, por eso yo nací en la ciudad. A mi hermano y a mi nos mandaron a internos a Gijón, al colegio de la Inmaculada. Más adelante a León para empezar el bachiller. En Tineo no había instituto y era un poco complicado estudiar desde allí. Me fui con ocho años al internado y sigo conociendo gente por la calle de aquella época que recuerdo con cariño, a pesar de tener que estar separado de mis padres. Cuando iba a empezar sexto curso de bachillerato nos vinimos a Oviedo y terminé en los Maristas, entonces en la calle Santa Susana".

La carrera de Derecho y el encuentro con la Universidad. "Elegí Derecho, una carrera que no me gustaba especialmente. El caso es que era un desastre en Matemáticas, eso que hice el Bachiller por Ciencias. La Física también se me resistía, así que al escoger carrera pensé en una de letras. La verdad es que por mi habría hecho Historia o Arte que era lo que me gustaba de verdad pero en casa me decían que no tenía muchas salidas. Reconozco que fui a Derecho como quien seguía yendo al colegio. Tampoco fui un estudiante demasiado brillante. Acabé en la Universidad de Alcalá de Henares. El plan de estudios era muy diferente al actual. También se fumaba en clase. En el Edificio Histórico de la calle san Francisco entrabas a las nueve de la mañana y a las diez y media ya no se veía en el aula de la humareda que se formaba. Suelo decir que llegue a mayor de casualidad. La verdad es que lo del tabaco lo llevaba fatal. Suelo marearme en el coche, y no olvido aquellos viajes en autobús entre Oviedo y Tineo, con la radio a tope retransmitiendo un programa deportivo y un señor al lado fumando un puro. Esos recuerdos perduran".

Aquellas oposiciones fallidas. "Una vez que terminé la carrera no sabía muy bien que iba a hacer de mi vida. Mi madre me preguntó que planes tenía y no se me ocurrió nada mejor que decirle que opositaría. Craso error. Me pasé diez años preparando Inspección de Trabajo y Judicaturas, pero fue un desastre. Estuve diez años. Al final, te engañas a ti mismo pensando que el próximo año las cosas saldrán. Al final me hice procurador. Los últimos años han sido duros. La ley de tasas nos afectó mucho. Un pleito un normal eran 300 euros y eso no estaba al alcance de todos".

Anécdotas y casos dramáticos y divertidos. "Creo sinceramente que en Oviedo los jueces son bastante ecuánimes. En veinte años de profesión me han tocado casos de todo tipo, desde alguien que impugnaba una paternidad a situaciones muy divertidas y otras más dramáticas. Desde hace unos meses presido la Federación General de Asociaciones vecinales de Asturias que nació en Oviedo cuando se produjo el cambio de gestión por distritos. Yo era amigo de alcalde de barrio de Vallobín que me llamaba para consultarme dudas que a su vez la planteaban los vecinos. Empecé a ir por el centro social para asesorarles un poco. En estos tiempos todos buscamos que nos solucionen un poco los problemas. Los siete distritos ovetenses ya funcionan pero no hay personal suficiente. La gente perdió interés por el movimiento vecinal y sería bueno revitalizarlo. Me recuerda un poco a lo que pasó en la Universidad. Ahora ya nadie lucha".

Dar vida a los barrios, un sueño lejano. "Me encantaría que los barrios de Oviedo tuviesen vida propia, que no dependiesen tanto del centro para todo. Lugares preciosos como La Florida, necesitan que la población se asiente allí realmente; dejar de ser dormitorio para convertirse en ejes de la vida vecinal. También es cierto que Oviedo es una ciudad muy homogénea, sin grandes diferencias. Otra cosa que me parece urgente es resolver el uso de los terrenos del antiguo hospital, en El Cristo, y de la fábrica de armas de La Vega, en La Tenderina. Por pedir también reclamaría un nuevo teatro de la ópera como el de Bilbao, pero eso es casi imposible, dada la situación económica de la ciudad y de la región. Somos una autonomía de segunda en materia financiera".

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