"En septiembre recalan en Oviedo todos los que fueron de vacaciones, los ovetenses emigrados a otras provincias y los forasteros que quieren conocernos o que ya nos conocen y por eso precisamente vienen. Septiembre es un mes en el que tradicionalmente la marea turística familiar alcanza su pleamar. En septiembre, salvo raras excepciones, la ciudad se pone de bote en bote por dos razones principales: porque es un mes de regreso y porque es un mes de fiestas. Por esto, o por lo que sea, Oviedo está actualmente hasta los topes y en los hoteles conseguir una habitación es más que nada una cuestión de suerte".