El pasado viernes día 9 de septiembre falleció en Oviedo el profesor Armando Garcia-Mendoza Ortega, y desde su familia queremos agradecer las innumerables muestras de apoyo y cariño recibidas desde ese momento. Durante los duros días posteriores a su fallecimiento hemos confirmado a través de las condolencias recibidas lo que ya en vida sabíamos: que fue un extraordinario profesor, en el más amplio sentido del término; un compañero de trabajo excelente; un amigo leal y entrañable; un modelo de entereza y dignidad en todos los ámbitos de su vida; que hizo el bien siempre y que no conoció el egoísmo y un largo etcétera que sería imposible detallar.

Los que tuvimos la suerte de compartir nuestra vida con él ya sabíamos que no hubo marido más abnegado ni padre más preocupado por el bienestar de sus hijos y sus familiares más próximos, pero los testimonios recibidos nos llenan de orgullo y hacen que su legado sea imposible de olvidar.

Es por todo ello que quisiéramos dar las gracias a todas las personas que nos han demostrado lo mucho que querían a Armando, así como a los que les ayudaron a llevar su enfermedad con la dignidad que él quería y merecía. No quisiéramos olvidar a nadie del personal sanitario que tan bien le atendió, pero querríamos destacar especialmente a la doctora Noemí del servicio de Oncología del HUCA, a la enfermera Azucena, así como al equipo de cuidados paliativos formado por el doctor Juan Santos y la enfermera Teresa.

Citando a un amigo suyo, cualquier persona que haya conocido a Armando tenía una magnífica opinión de él. Por lo tanto recordando a Jorge Manrique en las coplas por la muerte de su padre que tanto le gustaban: "Aunque la vida perdió, dejónos harto consuelo su memoria".