La ovetense Esther Alonso llegó ayer temprano al Campo San Francisco para colocar el mantel bajo un árbol situado en una de las zonas verdes cercanas al paseo del Bombé. Lleva muchos años haciéndolo. Madrugaba para coger ese mismo sitio cuando celebraba el día del bollo con sus padres y sus hermanos, continuó haciéndolo cuando sus hijos eran pequeños y ahora reserva ese espacio para que sus nietos disfruten en familia de uno de los días grandes de las fiestas de San Mateo. "Para mí es un día sagrado, una comida que me trae muchos recuerdos de tiempos pasados, de miles de historias que nos ocurrieron en este mismo sitio... Pero ver aquí a mis nietos también me hace mirar positivamente hacia el futuro", señala Alonso.

Hizo bien Esther Alonso en madrugar porque el Campo San Francisco estaba ayer hasta los topes. Los bollos y las botellas de vino no fueron suficientes para saciar el hambre de fiesta de los ovetenses pero, como si se tratase del milagro de los panes y los peces, el pan y el chorizo se multiplicaron convirtiéndose en tortillas, empanadas, filetes rebozados o pasteles para el postre. "Hemos traído de todo, está claro que no vamos a pasar hambre", explica Maica Morán, que ayer estaba compartiendo mantel con un grupo de padres de alumnos del colegio Baudilio Arce, reunidos para que sus hijos disfrutasen juntos del día de San Mateo. Muy cerca de ellos, al matrimonio formado por David Sánchez y Rebeca Morán se les hacía la boca agua. "Estamos a dieta y sólo nos hemos traído un poco de lechuga. Ya sé que es una comida un poco triste para un día como este, pero estamos a dieta y no nos la podemos saltar. Eso sí, tampoco queríamos perdernos la fiesta", afirma ella.

"¡Corre, que quedamos de pie!"

Los que sí se zamparon el bollo, y todo lo que hizo falta, fueron los siete integrantes del "VfL Fan Club" de Bochum, un grupo de alemanes seguidores del equipo de fútbol de la ciudad germana que está hermanada con Oviedo. "Llevan en la ciudad desde el primer día de las fiestas y se van el próximo domingo. Están enamorados de Oviedo, pero no sólo eso, es que siguen al equipo desde hace años y son fanáticos. Ya han viajado desde Alemania para ver partidos en varias ciudades de España y, por supuesto mañana (por hoy) van a ir", asegura Carmen González, la ovetense que les hace de intérprete en San Mateo.

Puri González tampoco se quedó sin sitio para comer en el Campo San Francisco, aunque ella no las tenía todas consigo. "¡Corre Tina, corre, que vamos a tener que quedarnos de pie!", le gritaba a una de sus amigas a eso de las dos de la tarde en el paseo del Bombé. "Es que se paran con todo el mundo y yo ya no puedo más con tanta comida en la bolsa", afirmaba poco después para justificar su enfado. Más relajados estaban los integrantes de las familias Arabia, Argüelles y Ruiz. Con todas las viandas sobre un par de bancos, reían mientras recordaban historias del pasado. "Pasa siempre lo mismo, el día del bollo siempre hace buen día por la mañana y cambia el tiempo por la tarde. Tengo ochenta años y no falla. Antes siempre había toros por la tarde y nos mojábamos en la plaza después de llevar todo el día al sol", afirmaba Manuel Argüelles con el bollo de chorizo entre las manos.

A pesar de ser una comida campestre, ayer se vieron auténticos alardes culinarios, como la tarta de dos pisos que María Fernández se trajo desde Gijón para compartir con sus amigas Rocío Carro y Ángeles de la Torre. "Sólo somos tres, pero si hace falta la compartiremos con los que están por aquí cerca o la llevaremos a casa para cenar. No se tira nada", señalaba Fernández.

Ventanielles, alternativa

Pero el Campo San Francisco no fue el único sitio elegido por los ovetenses para disfrutar del día del bollo. Casi medio millar de personas optaron por comer en las mesas habilitadas para la ocasión en el barrio de Ventanielles, en el entorno del Palacio de los Deportes. "Nosotros queremos salir en la fotografía, que somos los más guapos del barrio y además tenemos un montón de comida para enseñar", pedía Natalia Recio, "sí, Recio, y no limpio pescado", subrayaba por si las moscas emulando a un conocido personaje de una comedia de televisión.

También comieron en Ventanielles Toñi Delmiro y su grupo de amigos. "Aquí estamos más tranquilos que en el Campo San Francisco, ya estuvimos el año pasado y si se hace el año que viene repetiremos", adelantaba Delmiro.