La Confederación Hidrográfica del Cantábrico ha dado un plazo de quince días al Ayuntamiento de Ribera de Arriba para que deje de verter aguas fecales procedentes del saneamiento de una parte del concejo al río Caudal. Sin embargo, el cumplimiento del mandato no resulta sencillo para la administración local, que, a su vez, culpa a la Confederación de no haber completado unas obras de saneamiento que llevarían sus aguas residuales a la estación de tratamiento de Las Caldas, de reciente construcción. "En quince días no podemos construir una depuradora, nos obligan a volver a la edad media y aquello del 'agua va'", se quejó ayer el alcalde en funciones, el socialista Miguel Ángel Sainz Pardo.

Una denuncia de la Coordinadora Ecologista de Asturias contra los vertidos ha generado este desencuentro entre el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica. Fuentes consultadas en este organismo explicaron a este periódico que el pasado mes de junio se inició una investigación a raíz de las denuncias de las ecologistas, sobre un presunto vertido de aguas fecales al río Caudal en Soto de Ribera. En el Ayuntamiento no lo niegan, y concretan los antecedentes de esta situación. "Hasta el año 2012 el Ayuntamiento pagaba un canon por los vertidos al Caudal, porque no teníamos donde echarlos. Sin embargo, a partir de esa fecha, estaba previsto que finalizasen las obras de un colector para conducir los residuos a la depuradora de Las Caldas. Lo que pasa es que no se hizo el tramo que nos afecta a nosotros y no estamos conectados a la red de saneamiento, por eso seguimos vertiendo al río", manifestó Sainz Pardo, que también es concejal de Medio Ambiente en el municipio, en declaraciones a este periódico.

El Ayuntamiento de Ribera de Arriba asegura que ha intentado "por todos los medios" buscar una solución a este problema. "Nosotros estuvimos en la Confederación y les dijimos que nos hacíamos cargo del proyecto, de la redacción y de la ejecución. De hecho, contactamos con una ingeniería y nos costaría poco engancharnos a la red general de saneamiento, porque el colector pasa a 25 metros de las tuberías que vierten al Caudal. Serían entre 10.000 y 15.000 euros de presupuesto", indicó este portavoz del gobierno municipal de Ribera de Arriba. El problema, explica, es que en la obra general también quedó pendiente un tramo que afecta al saneamiento de la central térmica de Soto de Ribera, propiedad de EDP. "Hay un tramo de la térmica que no conectaron y eso nos afecta también a nosotros: no nos permiten hacer la obra", asegura Miguel Ángel Sainz Pardo.

Así, las cosas, en el Ayuntamiento de Ribera de Arriba asegura que están "en un callejón sin salida" y que a lo que les aboca esta situación es a la construcción de una depuradora propia, que dejaría de funcionar "dentro de dos o tres años" cuando completen las obras del saneamiento y puedan, al fin, conectarse al colector general. "O nos dan una solución o tendremos que asumir un gasto innecesario y construir una depuradora. Ahora bien, el plazo que nos dan para dejar de verter el saneamiento al río Caudal finaliza en quince días y en ese tiempo no es posible construir una infraestructura semejante, que sobrepasa los 60.000 euros", manifestó. "Que nos digan donde lo echamos, o eso, o cerramos todo y dejamos a los vecinos sin servicio...", añadió el alcalde en funciones.