La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cómo definir el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (I)

El TDAH suele detectarse a partir de los 7 años l Su origen está en la suma de varios factores y se da más en niños

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), no es de reciente aparición. Y es que aunque se le ha llamado con diferentes nombres, ya se encuentran descripciones y referencias acerca de él en la literatura médica desde hace, al menos, más de cien años.

En realidad el trastorno por déficit de atención e hiperactividad es heterogéneo, de etiología desconocida y de reciente definición e inclusión en las clasificaciones internacionales de enfermedades.

Se trata de un trastorno de conducta que aparece en la infancia, y que puede detectarse en torno a los seis o siete años. Se caracteriza por síntomas de inatención, impulsividad e hiperactividad. Se desglosa en varios subtipos, dependiendo de qué grupo sintomático predomine. Es un trastorno crónico, que interfiriere en muchas áreas del funcionamiento normal y cuyos síntomas persisten en una orquilla que va del 50 al 80 por ciento de los casos en adultos.

El origen no se conoce del todo. Parte de una serie de causas biológicas que interactúan entre sí y con otras variables ambientales, tanto de orden biológico como psicosocial. Afecta en España al menos al 5 por ciento de los niños en edad escolar y representa entre un 20 y un 40 por ciento de las consultas en los servicios de salud mental infantil. Es más frecuente en niños que en niñas en una proporción aproximada de tres ó cuatro niños por cada niña. No obstante, en el subtipo inatento, probablemente la diferencia en la proporción sea menor y llegue a dos niños por cada niña. Basta este dato para comprender que su impacto social es muy grande sobre todo por la tensión generada sobre las familias, el efecto sobre la autoestima y el desarrollo de los niños. Un trastorno con estas características, que se presenta en una población tan delicada como la infantil, genera cierta alarma social que provoca a veces una banalización del problema y, en otros, una alerta innecesaria. Por desgracia, al igual que ocurre con otros términos como ansiedad o depresión, el termino "hiperactividad" corre el riesgo de convertirse en una expresión coloquial que se usa para todo de manera equivocada.

La comunidad científica trata muy frecuentemente y en diferentes foros todos los aspectos relacionados con este trastorno y alerta acerca del sobrediagnóstico que de él se está realizando y, consecuentemente, en muchos casos, el abuso en el tratamiento con psicofármacos.

Se ha confirmado una alteración en el funcionamiento de dos neurotransmisores cerebrales: la noradrenalina y la dopamina. Estas sustancias no funcionarían de manera adecuada en algunas áreas del cerebro, en concreto en la corteza prefrontal.

Esta zona se halla implicada en el control de algunas funciones, como son la atención, la concentración y la impulsividad, que se encuentran afectadas en el TDAH. Existen, además, otros factores de riesgo relacionados, como son circunstancias socioambientales muy adversas, problemas durante el parto, alteraciones neurológicas y déficits sensoriales, entre otros.

Compartir el artículo

stats