La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Gascona, una mina en el centro de Oviedo

Las sidrerías de la calle generan una facturación anual de 27 millones y dan empleo a 274 personas, un número similar al que mantiene Hunosa en el pozo María Luisa

Por la izquierda, María Lavilla, Alfonso Menéndez, Miguel Almendra, Francisco Álvarez Colunga, Toni Alonso, César Suárez y Ricardo Suárez, de la Asociación de Sidrerías de Gascona, junto al tonel situado en la calle. Laura Caraduje

Mientras la industria del carbón se tambalea, otro estandarte de la región, la sidra, continua dando de beber a la economía asturiana, o al menos a la ovetense. Sólo las sidrerías de la calle Gascona generan una facturación anual que ronda los 27 millones de euros, compran mercancías a proveedores por valor de 7,8 millones y dan trabajo a 274 personas de forma directa, un número de empleos similar al que mantiene Hunosa en el pozo María Luisa de Langreo si no se tienen en cuenta las subcontratas. Si los negocios hosteleros de Gascona se concibiesen como un único grupo empresarial podría afirmarse, con números en la mano, que la "factoría de la manzana" se encuentra entre las 68 empresas asturianas con más de doscientos empleados o que está colocada entre las doscientas primeras -incluyendo multinacionales y otros gigantes- en cuanto a volumen de facturación por ejercicio.

"Alrededor de esta calle se ha generado todo un mundo empresarial que crece día a día. Hace veinte años había cuatro bares, pero ahora somos fuertes y estamos unidos. Hay que tener en cuenta que además de los empleados fijos también tenemos extras para los fines de semana y las fechas señaladas", explica Francisco Álvarez Colunga, presidente de la asociación de sidrerías del "Bulevar de la sidra". "Además, también generamos un montón de empleos indirectos. Aquí encuentran trabajo desde las empresas de limpieza hasta las imprentas pasando por cualquiera de los proveedores o las propias gestorías que llevan nuestros negocios. Por poner algún ejemplo, hay lavanderías que cubren el noventa por ciento de sus ingresos sólo trabajando para Gascona", añade el empresario, en cuya sidrería trabajan "veinte personas fijas y una media de diez extras cada fin de semana".

César Suárez es el propietario de dos locales en Gascona que por sí mismos emplean a más de 80 trabajadores. Los días buenos llegan a vender más de cien cajas de sidra. "No cerramos nunca, ni por vacaciones ni ningún otro día, por eso necesitamos tanto personal", explica Suárez. Todas las sidrerías de la calle acompañan la bebida con buen género gastronómico. Esa, según explica otro de los empresarios, Toni Alonso, es otra de las claves del éxito. "Trabajamos con empresas asturianas y servimos productos de la tierra", afirma Alonso. Alfonso Menéndez, propietario de otra sidrería de Gascona, va aún más allá. "Tenemos quesos, pescados, mariscos, vinos... Nuestros negocios se han convertido en un auténtico escaparate para la promoción de lo asturiano", añade.

Y es que Gascona no sólo crea empleo y hace caja, también genera "unos beneficios intangibles" para la ciudad. "La calle Gascona es mucho más visitada por los turistas que la Catedral o el Museo de Bellas Artes, no hay camareros más fotografiados que los que trabajan en nuestras sidrerías", afirma Ricardo Suárez, que gestiona dos sidrerías con unos 30 empleados. "No se puede calcular lo que aportamos a la ciudad en ese sentido. Todo el que viene aquí habla maravillas de Gascona y por consiguiente de Oviedo. También promocionamos la sidra fuera de Asturias, organizamos actividades, jornadas...", añade Miguel Almendra, otro de los hosteleros.

"Verdadera asturianía"

Ese atractivo, el tirón de la sidra, también ayuda a los pocos negocios de otras ramas que existen en Gascona. Alicia Martínez es la propietaria de una tienda de ropa y asegura que la calle es un buen punto de ventas. "Cuanto más ambiente haya en las sidrerías más clientes vamos a tener, eso está claro. El ambiente atrae a la gente y todos salimos beneficiados", dice. Cristina Calvo trabaja en una cervecería aislada en un mar de sidra, aunque afirma que la convivencia es de lo mejor. "Aquí servimos otro tipo de bebidas, pero si la gente viene a comer o a cenar a otros locales después se pasa a tomarse una cerveza o una copa. Estamos contentos con cómo nos van las cosas en esta zona de la ciudad", sostiene Calvo.

Los empresarios de Gascona, por otro lado, gastan en sueldos más de tres millones y medio de euros al año. Los trabajadores, como el camarero Jorge Iglesias, están contentos con sus jefes. "Se trabaja mucho, pero estamos a gusto. Cobramos bastante bien y de forma puntual, algo que hoy en día hay que valorar", asegura. Daniel Giménez, que lleva 15 años en la hostelería, también opina lo mismo. "Es un trabajo duro, hay días en los que hay mucha gente, pero no puedo quejarme. Además los clientes son fieles y acabas entablando una buena relación con ellos", explica Giménez.

Los clientes. Ellos son el pilar fundamental para la buena marcha de los negocios de la calle Gascona, ¿pero que tiene esa zona de Oviedo para ser tan atractiva? "En Gascona se respira asturianía. Hay buen ambiente, buena sidra y en todos los locales nos atienden de maravilla", afirma Juan Ramón Garrandés mientras comparte un culete con sus amigos Ángel Doce y Juan Domínguez. Benjamín Alonso acude todos los días a tomar "una botellina" a Gascona y no cambiaría esa rutina por nada del mundo. "En esta calle hay muchas historias y mucha felicidad. En las sidrerías se comparte todo y son espacios para el diálogo, la amistad y el buen comer", sentencia.

Compartir el artículo

stats