Oviedo será el escenario, este fin de semana, de uno de los debates más vivos de la medicina actual: ¿Es necesario cambiar el famoso paradigma 14/9 (o 140/90) y bajarlo incluso por debajo de 12/9 (120/90)? A muchos lectores, estos números no les dirán gran cosa; muchos otros se habrán dado cuenta al primer golpe de vista de que hablan de uno de sus grandes caballos de batalla, de la presión arterial, del famoso y extensísimo problema de la hipertensión. ¿Ha llegado el momento de modificar a la baja los niveles recomendables?

El Palacio de Congresos acoge entre el sábado y el martes, el 46º Congreso de la Sociedad Española de Nefrología. En este marco se desarrollará la mesa redonda titulada "Objetivos de presión arterial en pacientes de alto riesgo cardiovascular". Este coloquio incide de lleno en un debate surgido en noviembre de 2015, con motivo de la publicación del estudio "Sprint", según el cual bajar la presión arterial sistólica por debajo de 120 mm Hg (milímetros de mercurio) en pacientes de alto riesgo cardiovascular aporta mayores beneficios que bajarla por debajo de 140 mm Hg. ¿Qué tipo de beneficios? Una reducción de la insuficiencia cardiaca y de la mortalidad.

En esta misma línea apuntan varios metaanálisis (análisis en conjunto de varios estudios) cuando se consiguen niveles inferiores a 130 mm Hg, lo que también se asocia a una reducción significativa del riesgo cardiovascular, si bien hay algunos estudios con resultados contradictorios.

"En estos meses no hay foro donde no se discuta este tópico de máxima transcendencia", subraya el nefrólogo ovetense Francis Fernández Vega, presidente de la Sociedad Asturiana de Hipertensión Arterial y Riesgo Vascular. A juicio de este especialista, la resolución final de este debate "puede traer consecuencias de mucho relieve en la salud y en la economía".

Un 35% más de pacientes

El doctor Fernández Vega puntualiza que el estudio "Sprint" fue llevado a cabo sobre mayores de 50 años, no diabéticos pero con alguna complicación cardiovascular (excepto ictus). Es decir, pacientes de alto riesgo cardiovascular. Lo que demuestra la citada investigación, precisa el nefrólogo, es que se producen "claros beneficios cuando se baja la presión arterial sistólica por debajo de 120 mm Hg en este tipo de pacientes". Las conclusiones también dan cuenta de la existencia de efectos adversos, como síncopes, deterioro de la función renal o alteraciones electrolíticas.

Si los médicos se guiaran por los resultados de la citada investigación, en España aumentaría un 35 por ciento la cifra de personas tratadas. Con todo, precisa Fernández Vega, no cabe hablar de un cambio de paradigma global, sino que ha de continuar prevaleciendo "el enfoque particular de cada paciente". Pese al elevado interés del debate científico, persiste el clásico "patrón oro" del buen control (140/90 mm Hg). Lo que seguramente tocará en los años venideros, subraya Fernández Vega, es "definir los distintos subgrupos de pacientes e individualizar al paciente", bajo el conocido lema "cada paciente es un mundo".