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Los detectives de las adicciones

Un grupo de psicólogos de la Universidad investiga las conductas adictivas, un campo complejo por la dificultad de reconocer el problema l "La línea roja es perder el control"

De izquierda a derecha, Aris Grande Cosende, Sara Weidberg López, José Ramón Fernández Hermida (sentado), Roberto Secades Villa, Alba González de la Roz y Víctor Martínez Loredo, en la plaza Feijoo, delante de la Facultad de Psicología de Oviedo. Irma Collín

Buscan en algunos de los pliegues más recónditos del ser humano, allí donde anida la base de conductas autodestructivas que el propio afectado no quiere o no puede ver. Indagan en las inclinaciones inmoderadas, aquéllas en las que la razón y la voluntad ya no están presentes, y que amenazan con arruinar a la persona y a su entorno. Su objetivo es, al menos, cuádruple: rastrear el origen de estos comportamientos, explicarlos, tratar de prevenirlos y, si ya están en su pleno apogeo, atemperarlos o incluso suprimirlos.

Ellos son los integrantes del Grupo de Investigación en Conductas Adictivas de la Universidad de Oviedo, un equipo de psicólogos que combina veteranía y juventud y que se dedica a una faceta que las personas "suelen intentar disimular, o incluso ocultar, pero que en una sociedad de consumo, como la nuestra, cada vez tiene más protagonismo", subraya José Ramón Fernández Hermida, director del equipo y profesor titular (ya acreditado como catedrático ) de la Universidad de Oviedo.

¿Consecuencia? "Mucha gente, cada vez más, tiene problemas de este tipo, pero no pide ayuda hasta que la situación se ha hecho insostenible", precisa Roberto Secades Villa, también profesor titular, también acreditado para una cátedra y corresponsable del grupo de investigación.

Tabaco, alcohol, apuestas, pornografía... La relación de adicciones es extensa y cambiante. Por ejemplo, en los últimos tiempos han cobrado vigencia los videojuegos. En presencia de esta suerte de "detectives de las adicciones", una pregunta surge de forma casi automática: ¿Qué porcentaje de la población las sufre? La respuesta no es sencilla. En primer lugar, porque no siempre están claras las fronteras entre la afición a una determinada actividad y la adicción a la misma. Fernández Hermida apunta una línea roja: "Que esa persona note que ha perdido el control sobre su conducta". En segundo lugar, porque reconocer que se padece un adicción es una actitud poco común, bien porque cuesta admitirlo, bien porque resulta difícil detectarlo, incluso en uno mismo. "Muchas de estas personas no tienen conciencia de que su entorno se está derruyendo", precisa Secades Villa. En tercer lugar, porque a menudo "las adicciones se solapan", de modo que en una misma persona confluyen más de una", matizan los expertos.

El grupo dirigido por Roberto Secades Villa y José Ramón Fernández Hermida está integrado por un conjunto de becarios que renuevan de forma permanente la savia universitaria y llevan el peso de los trabajos de campo. Entre ellos, Sara Weidberg López es la mayor, aunque no llega a los 30 años. Ya es doctora, tiene un contrato de investigadora postdoctoral y, además, ha sido contratada como profesora de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), una entidad académica "on line". Entre tanto, Alba González de la Roz interpreta su dedicación a la psicología como "una vocación de ayudar a solucionar algunos problemas de las personas". Aris Grande Cosende sintió hace años la llamada de la investigación en el campo de las adicciones, y esta inclinación se incrementó cuando cursó el máster en psicología general sanitaria.

La psicología es una disciplina muy feminizada en cuanto al alumnado: en torno al 80 por ciento de los estudiantes son mujeres. Esta preponderancia femenina empieza a manifestarse en los cuerpos de docentes y en los grupos de investigación. "En poco años, pongamos una década, las mujeres pasarán a ocupar una parte importante de las plazas de profesores", señala José Ramón Fernández Hermida.

Con todo, en el grupo también hay espacio para los varones, caso de Víctor Martínez Loredo y de Ángel García Pérez. "Siempre me interesó el comportamiento humano, y la psicología es una manera de explorarlo", subraya el primero. Entre tanto, Ángel García es la última incorporación al equipo, y en el transcurso de la conversación con este periódico está en inmerso en una sesión con una paciente que trata de superar su adicción al tabaquismo. En la sala que ocupa disponen de un analizador que, entre otras utilidades, mide la ingesta de nicotina de una persona. Se trata de una herramienta de gran utilidad, pues los investigadores tienen bien experimentado que, en materia de adicciones, "a veces no puedes fiarte de lo que te dicen los pacientes".

También integra el grupo Gloria García Fernández, una psicóloga que cursó la carrera e hizo la tesis doctoral en Oviedo, ha estado casi una década en la Universidad Complutense de Madrid y acaba de retornar a la institución académica asturiana con un contrato de ayudante doctor.

Las tesis doctorales de los más jóvenes giran en torno a los proyectos de investigación que el grupo tiene en marcha. En las dependencias que ocupan en la Facultad, en lo que antiguamente fuera el monasterio de San Vicente, disponen de nevera, microondas y cafetera, un trinomio que, aseguran, "nos ayuda a aprovechar mucho mejor el día". Admiten que contar en cualquier reunión de amigos que se dedican a investigar adicciones despierta el interés de sus amigos y conocidos, pese a lo cual "procuramos establecer una barrera entre nuestro trabajo y nuestra vida cotidiana, porque es lo más sano para todos".

Los profesores del grupo hacen hincapié en su empeño de que el equipo no se convierta en una fábrica de parados. "Estamos contentos. En los últimos tiempos, varios discípulos nuestros han obtenido plazas en universidades españolas y extranjeras. Entendemos que esto significa que quienes se forman en este grupo son investigadores y profesores competitivos", indican José Ramón Fernández Hermida y Roberto Secades Villa.

La actividad del grupo ha alcanzado relevancia internacional en el campo de la impulsividad, un factor que sitúan en la base de todos los comportamientos adictivos. "La impulsividad puede definirse como la toma de decisiones guiada por motivaciones a corto plazo, sin tener en cuenta los inconvenientes que puede generar a largo plazo", señalan los investigadores.

Motivación no les falta a estos detectives de las adicciones, en su compleja y apasionante indagación en rincones del comportamiento humano en los que el propio afectado prefiere no buscar mucho, no vaya a ser que encuentre algo.

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