La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Por tierras de EL FRANCO

Pasos perdidos en el "Valle Feliz"

Las cuevas de Andina son el producto de la naturaleza y de la minería del oro explotada por los romanos l Las visitas son guiadas

El Forno del Mosqueiro.

El monumento natural de las cuevas de Andina, conocido como "Valle Feliz", se encuentran cerca del pueblo homónimo. Se llega tomando desde la N-634, en La Caridad, la carretera FR-1 hasta Arancedo y desde allí la FR-6 hasta poco antes del pueblo de La Andina. A la entrada hay un parking con área recreativa.

La ruta discurre íntegramente por las cuevas de Andina, actualmente un recurso turístico explotado por el Ayuntamiento de El Franco, lo que implica que es necesario concertar una visita guiada para recorrerla. Aún así, describo el recorrido por si el día que se va a realizar la visita, los guías no están disponibles o ha dejado de comercializarse.

Iniciamos el recorrido en el aparcamiento que existe a la entrada del bosque, aquí se sigue por la pista que se interna en el Monumento Natural. El frente te de la explotación minera, de unos 20 metros de longitud, se halla en la cabecera del monumento natural, de donde salen unas zanjas rectilíneas por las que circulaba el agua fría hasta la base de las cortas.

A los pocos metros encontramos con una desviación a la izquierda con un panel que indica el mejor camino y del que debemos tomar nota para evitar dar vueltas por el lugar. Es aquí donde debemos abandonar la pista e iniciar el recorrido por el "Valle Feliz", nombre puesto por los vecinos de la zona hacia los años setenta del pasado siglo. Era "feliz" porque las cuevas de Andina, como también se conoce a tan mágico lugar, próximo al pueblo del mismo nombre, eran un refugio donde esconderse del mundo.

La Peña da Llamua. Nada mas desviarnos el camino desciende hacia el arroyo encajonado entre una cerca de cuerda que nos conduce a Pena da LLamua, donde podemos echar a volar la imaginación y ver seres atormentados pidiendo socorro entre la multitud de cuevas que se encuentran en la horadada roca. Seguimos siguiendo unas señales de madera. La ruta se entrecruza a menudo, por eso conviene ir y volver muchas veces por el mismo sitio, para no perderse ningún rincón.

Un mundo mágico. Reanudamos nuestro recorrido pasando junto a la peña y viendo como la vegetación cubre totalmente cualquier vestigio de piedra. Estamos entrando en un mundo mágico donde los helechos, musgos y líquenes lo inundan todo.

Pronto encontramos con una escalera pegada a la roca para encontrar poco después otra de las múltiples oquedades formadas por la disolución o "karstificación" de la caliza, que ha creado espacios e imágenes sorprendentes como la Cueva las Grallas.

Seguimos unas veces por senderos de tierra, otras por senderos de madera o por escaleras que se introducen en pequeñas cavidades o encajonados entre verticales paredes que nos llevan a pequeños miradores, que mas bien son las oquedades que se asoman por la roca. Todo este laberinto de cuevas y depresiones fueron producto de la minería romana del oro y que con la acción posterior del agua han formado caprichosas formas, adornadas por una exuberante vegetación.

El Forno del Mosqueiro. Llegamos al Forno del Mosqueiro, una galería con unas columnas que parecen una construcción modernista. A la salida volvemos a encontrarnos con una inverosímil escalera que se introduce en la tierra conduciéndonos a una estrecha galería emparedada entre las rocas, resto de la antigua explotación minera. El sistema de "ruina montium" (derribo del monte), utilizado por los romanos, para la extracción del oro, está basado en la fuerza del aire comprimido, y en la fuerza del agua para derrumbar montañas. La técnica consistía en cavar galerías en el interior de una montaña, desbordar un río para que su agua se introdujera y, con la presión ejercida por la misma, la montaña se derrumbaba desde sus cimientos. Seguimos el camino para visitar el mirador das Covas y el calero del Llamazo. Continuamos entre la exuberante vegetación donde podemos fijarnos en las huellas que los animales dejan a su paso y que nos indican la vida que atesora este lugar.

Regreso al bosque . A lo largo del camino llegamos junto a la carretera, para después descender y volver a internarnos en el bosque y llegar junto a los restos de una corta minera que han dado lugar a un estrecho y pequeño desfiladero que atravesamos para llegar poco después al primer punto donde nos desviamos, antesala del aparcamiento. Podemos aprovechar la visita al concejo de El Franco para visitar enclaves como el Museo de la Forja y el Belén popular, en La Caridad o el puerto pesquero de Viavélez.

Compartir el artículo

stats