Ángel Zhan, "Ángel, el de Chinastur", se llama Hong Wei Zhan. Tiene un restaurante en Oviedo y 51 años, de los que 28 han transcurrido en España y 23 en Asturias.
-¿Qué tal está?
-Bien. Para vivir bien hay tres cosas básicas: la calidad del agua, la del aire y el clima suave. Aquí todo eso es superior. La vida buena no sólo es pasta. No puedes ganar dinero para gastarlo en medicina.
Viene de Qintian, provincia de Han Zhou, suroeste de China, zona verde, no contaminada, hermana de Oviedo desde 2006.
-Este año estuve allí. La vida cambió, el transporte es más moderno y rápido y la gente más feliz. Ahora están mejor allí que aquí, pero quiero quedar en Asturias, si puedo.
Sus padres eran funcionarios. Hace diez años, recién jubilados, vivieron un trienio en Asturias, pero prefirieron volver. Ángel tiene dos hermanos, ambos varones. El mayor vive con sus padres y el segundo tiene un negocio en Italia.
-Nos comunicamos poco porque tenemos mucho trabajo. Confucio dijo que los hijos no deben viajar lejos de los padres mayores. Quiero respetarlo pero es muy difícil, y me duele. Mi mujer y yo nos turnamos para ir a China. Vamos la mitad del tiempo a casa de mis padres y la otra mitad a la de los suyos. No tienen problemas económicos pero necesitan compañía.
-China es sus padres, pero ¿y sus hijas?
-Son ovetenses. Hablan como se habla en Oviedo, tienen su pandilla de aquí con sus costumbres y horarios y sólo su cara es china. Para ellas, China es una referencia muy lejana. Tienen una mentalidad distinta. Su madre y yo vinimos a trabajar mucho para vivir y tenemos una mentalidad de sufrimiento. Ellas son segunda generación y prefieren disfrutar. Su madre y yo aprendemos de ellas a disfrutar.
-¿Qué quieren ser sus hijas?
-Inés Zhan, de 19 años, Arte y Turismo: es bilingüe chino y español y aprende francés e inglés. Paula Zhan Xu, de 17, hace Bachiller, le gusta mucho leer y quiere ser periodista o escritora.
-¿Cuente su origen?
-Tuve una educación equivalente a universitaria, aquí no homologada. Trabajé en una empresa del Gobierno y tuve la oportunidad de estudiar en el extranjero.
-¿Era comunista?
-Nací comunista y a los 19 años salí a Tokio, Estados Unidos y Europa. En España estuve en Madrid, Barcelona -aprendí algo de catalán- y Granada, donde estudiaba idiomas. En España la gente es agradable y lo noté al llegar, aunque sentía añoranza. Hace 30 años China era pobre, mis padres tenían un buen trabajo pero no un buen sueldo y, para mantenerme, empecé a trabajar de ayudante de camarero. Eran muchas horas y no acabé la carrera.
-¿Cómo conoció a su mujer?
-En Huelva. Decidimos crear una familia aquí. En Oviedo conseguí este local, y el dueño, después de tantos años, me trata como a un hijo adoptivo. Al principio se pasan muchas dificultades; luego, trabajando, mejoras. Ahora tengo amigos, estoy integrado y me siento cada vez mejor. Estamos asturizados. Tengo el corazón partido entre España y China.
-¿Le afectó la crisis?
-A la comida oriental, sí. La mayoría de los restaurantes cerró. Tenemos que trabajar el doble para mantener la calidad y un precio muy razonable para que venga más gente. Se nota alguna mejora, pero poco. Nos ayudaron mis primos empresarios y mi padre con la herencia. Las principales dificultades son para encontrar cocineros de gastronomía china porque los chinos que vienen quieren su propio negocio.
-¿Cómo enfocó psicológicamente la crisis?
-Con mentalidad oriental, buena para la armonía de la vida: la mejor época pasó, ahora toca disfrutar la época de crisis.
-Hay más de 1.500 chinos en Asturias. ¿Ve diferencias entre usted y la emigración actual?
-Muchas. Nosotros llegamos aquí para formar una familia, tener tu negocio, quedarte y vivir. Entonces estaba prohibida la importación-exportación. Ahora vienen por otra forma de negocio, el bazar y los almacenes.
-¿Sigue la evolución China?
-Claro y ahora tenemos más facilidades. Ahora se puede conseguir todo lo de China en España. Antes volvía con la maleta siempre llena y ahora cargo productos de calidad de España y vuelvo sólo con ropa en una maleta pequeñita.
No quiere hablar de política.
-Somos inmigrantes, no tenemos derecho a votar.
