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Con la diálisis en la maleta

Los pacientes de la británica Nikki Pacy viajan por el mundo llevando en su equipaje una máquina portátil que purifica su sangre

Nikki Pacy, enfermera especialista en Nefrología en el Queen Alexandra Hospital, en el Reino Unido, junto a una máquina de diálisis domiciliaria, ayer, en el Palacio de Congresos de Buenavista. JULIÁN RUS

Tener una máquina de diálisis en casa y poder viajar con ella en una maleta, instalarla en cualquier lugar en el que haya un simple enchufe y elegir los horarios a los que se va a realizar el tratamiento. Nikki Pacy, enfermera especialista en Nefrología en el Queen Alexandra Hospital de Portsmouth, en el Reino Unido, ha entrenado a 150 personas con enfermedad renal crónica avanzada para manejar un ingenio que les hace la vida mucho más sencilla, y actualmente hay 88 pacientes que se dializan de ese modo.

Pacy estuvo esta semana en Oviedo, compartiendo su experiencia con este aparato y explicando el desarrollo del programa de diálisis domiciliaria que lleva adelante su hospital. Lo hizo en el marco del 41º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica, al que asisten cerca de setecientos profesionales de toda España.

El NxStage -ese es el nombre de este sistema de hemodiálisis a domicilio- ya lleva más de una década en Estados Unidos. En el año 2009 llegó al Reino Unido y en 2014 recaló en España.

Cuando empezó en el Queen Alexandra Hospital el centro solo ofrecía la hemodiálisis convencional. No tenían experiencia previa y se valieron de la adquirida por los profesionales de Estados Unidos, donde por aquel entonces ya se habían beneficiado del nuevos sistema siete mil enfermos.

En Portsmouth, según cuenta Nikki Pacy, empezaron con dos pacientes y a día de hoy tienen enfermos utilizando la máquina de edades comprendidas entre los ocho y los ochenta años.

"Los pacientes debieran tener la libertad de elegir su tratamiento, en un centro hospitalario con estándares y horarios establecidos o en su casa", afirma Pacy. "Los domiciliarios deberían suponer el diez por ciento de los que reciben diálisis", añade, citando la guía de excelencia en la práctica clínica del National Institute for Health and Clinical Excellence del Reino Unido, una agencia del Departamento de Salud de aquel país que emite informes sobre calidad asistencial.

Nikki Pacy explica que hasta 2009 disponían de máquinas de hemodiálisis hospitalaria que llevaban a los hogares de los enfermos, pero su instalación resultaba complicada y no podían trasladarse de un lugar a otro sin hacer obras de adecuación en su nuevo emplazamiento.

Nikki Pacy comenta que con el sistema portátil de diálisis han observado que mejora el estado general de los pacientes, porque estos mantienen una mayor regularidad en el tratamiento y al dializarse con más frecuencia acumulan menos toxinas en el organismo y se sienten mejor, además toman menos medicación. "La técnica se adapta a la vida del paciente y no el paciente a la técnica", sostiene. Bastan diez días de entrenamiento para que un enfermo aprenda a manejar la máquina, con un par de días con la enfermera encargada de enseñar al enfermo en su casa. Pacy dice que de momento es un tratamiento minoritario pero "constituye toda una revolución".

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