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Un viaje por poéticas tinieblas de la mano de Fina Menéndez

La fotógrafa moscona expone en Oviedo por primera vez su obra, diez piezas en las que muestra su yo más profundo

La fotógrafa moscona Fina Menéndez, ayer, en la galería Decero Espacio Creativo. IRMA COLLÍN

Un viaje entre tinieblas. De esas que sobrecogen, a pesar de que para muchos puedan ser placenteras. Es el destino que ofrece al público Fina Menéndez (Villamarín de Salcedo, Grado, 1971) en la galería ovetense Decero Espacio Creativo. Un recorrido a través de diez fotografías, que expone por primera vez, en el que muestra su peculiar manera de captar su realidad más cercana a través del objetivo. "Ni mi padre ha visto estas fotografías. Siempre las he hecho como algo íntimo, muy mío. Nunca pensé que saldrían a la luz", afirma mientras piensa cuál será el montaje definitivo de las piezas para la inauguración, programada para hoy, a las 20.30 horas.

El paisaje en el que pasó su infancia, y en el que se sigue cobijando durante las vacaciones o los fines de semana, es su principal fuente de inspiración. Así, el valle de Trubia, Villamarín de Salcedo, los alrededores de Oviedo y de Proaza, el pueblo de su madre, se apoderan de sus instantáneas, un pulso entre lo poético y lo inquietante. "Fotografío lo que conozco porque necesito entenderlo. El mar, por ejemplo, me cuesta. Me resulta ajeno. Mi padre es ganadero y he crecido en la naturaleza. No la veo como espectadora, sino que formo parte de ella". Por eso sus nieblas, el hilo conductor de estas imágenes, a pesar de que no están hechas ni en el mismo lugar ni en la misma época, invitan a adentrarse en ellas para descubrir lo que no se ve, lo que se insinúa o lo que no es evidente. "No me atraen los paisajes perfectos, los veo irreales. Cuando empecé a escoger las fotos para esta exposición me di cuenta de que en casi todas había niebla. Es algo muy típico de la zona en la que nací, hasta los viejos le ponen nombre, 'la salcedana'. Y descubrí que ella habla de mí, de mi forma de ser". Una melancolía de la que no era consciente hasta que se le plantó delante.

Pero esta artista, graduada en Edición de Arte en la Escuela de Arte de Oviedo, va más allá. Y para entenderlo, solo hay que ver el título de su exposición, "Fin de las certidumbres". "La niebla es como la vida, una metáfora de ella. Cuando te adentras en su espacio desaparecen las certezas. Tienes que avanzar para encontrar lo que buscas o para descubrir cosas nuevas. No depende solo del camino que escojas, sino de los que tenga preparado para ti", sentencia.

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