Rubén ha montado un negocio de lavado de coches en Ciudad Naranco que lleva funcionando más de cuatro meses, pero el vado municipal que le permite mantener el acceso despejado para sus clientes le ha llegado hace tan sólo dos días. Hasta entonces tenía que confiar en la buena fe de los vecinos para que nadie le aparcase delante del local impidiéndole trabajar. Rubén es un nombre ficticio, el afectado prefiere reservarse su identidad "por si las moscas", pero su caso es el ejemplo de un problema que trae de cabeza a los ciudadanos de Oviedo.
Las asociaciones de vecinos de la ciudad, las de hosteleros y las de comerciantes reciben a diario quejas por la "excesiva tardanza" en la concesión de permisos para rehabilitar fachadas, para obras menores en locales o "para trámites tan simples como cambiar unas ventanas", señala Emilio Peña, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Oviedo (FAVO). Según aseguran los denunciantes, el Consistorio tarda "al menos seis meses de media" en tramitar cualquier tipo de licencia.
El concejal responsable del área de Licencias, Ignacio del Páramo (Somos), no es ajeno a la situación y comprende el enfado de los ciudadanos, aunque tiene muy claro cual es la causa que motiva los retrasos. "Nos falta muchísimo personal y hasta que no podamos crear más puestos de trabajo seguiremos teniendo muchos problemas para agilizar los trámites. La precariedad en la que estamos es tremenda", afirma. Según sostiene Del Páramo, en el departamento de Licencias del Ayuntamiento hay 17 vacantes. "Los puestos sin cubrir suponen el 33 por ciento del total de la plantilla. Ahora mismo hay 34 trabajadores cuando tendríamos que tener 51, porque existen las plazas pero se han ido perdiendo progresivamente en los últimos veinte años y nadie las ocupa", explica el concejal. "En lo que llevamos de mandato hemos metido a dos aparejadores, pero se nos han jubilado otros dos, un par de inspectores y el topógrafo", añade.
Ignacio del Páramo asegura que este año se ha presentado un problema añadido: el incendio generado en la calle Uría que arrasó dos edificios y se llevó por delante la vida del bombero Eloy Palacio. "Además de contar con poca gente en el departamento, algunos de los arquitectos tuvieron que ocuparse exclusivamente de ese asunto, algo que también sirvió para acumular retrasos. Las personas del departamento trabajan como posesas, pero es imposible estar al día con tan poca plantilla", mantiene. No obstante, "este problema ya lo hemos heredado, yo lo sufrí en mis propias carnes antes de estar en el Ayuntamiento. Cada vez tenemos menos trabajadores municipales y el perfil de los que hay está envejecido, con lo que en tres o cuatro años, según se sigan sucediendo las jubilaciones, quedarán cuatro", subraya Del Páramo.
El concejal de Licencias asegura que una de las principales preocupaciones del equipo de gobierno es solucionar el problema. "Estamos intentando hacer políticas para meter a gente a trabajar y así seguiremos", afirma.
