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JUAN ANTONIO GARCÍA RAMÍREZ | Promotor de la Facultad de Filosofía de León (México) con la Fundación Gustavo Bueno

"Cada vez necesitamos más filósofos en las empresas y en la actividad política"

"El sistema del Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno me pareció una opción providencial para el Instituto"

Juan Antonio García Ramírez, en la Fundación Gustavo Bueno. JULIÁN RUS

Juan Antonio García Ramírez (México D. F., 1957) es el promotor y máximo responsable del Instituto Oviedo de León, estado de Guanajuato, que acaba de incorporar una Facultad de Filosofía en alianza con la Fundación Gustavo Bueno. Por ello se han sumado al centro José Manuel Rodríguez e Íñigo Ongay, de la Escuela de Filosofía de Oviedo. García Ramírez es hijo de Enrique García, natural de Cangas de Onís y emigrante en México.

-¿Qué es el Instituto Oviedo?

-Una institución educativa que da formación desde preescolar a bachillerato y ahora ofrece también la opción de la Facultad de Filosofía de León. Nacimos hace 14 años y es propiedad de mi esposa, María Gabriela Rivero, y de mis dos hijas, Gabriela y María José. Soy administrador único de la sociedad y estoy en diálogo muy cercano con directora general, Maribel Llamas, y con Ismael Carvallo, responsable de la Facultad de Filosofía, para definir las directrices. En el caso de la Facultad Filosofía, definitivamente jugó un papel vital en la estrategia la Fundación Gustavo Bueno.

-¿Ofrecen algo nuevo o diferente?

-Creo que el Instituto ha ganado un espacio de respeto en la comunidad académica de León y estamos implementando ya metodologías pedagógicas muy actuales, como las Inteligencias Múltiples o el "Design thinking". Nuestro modelo es el colegio Monserrat de Barcelona, que según el estudio de la Fundación Telefónica está catalogado como el mejor del mundo en innovación educativa. Es un colegio concertado de la Congregación de las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret. Nuestro Instituto se dirige a las clases medias. Es en la clase media donde históricamente se gestan los cambios sociales. En México no existen colegios concertados, pero nuestras colegiaturas, nuestros precios, equivalen a los de España en un colegio concertado. Alguna vez he dicho la frase de que seremos la mejor escuela de León, pero no la más cara.

-¿Por qué su familia decidió crear el Instituto?

-Estuve en la academia, en universidades... durante varios años. Estudié en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en México D. F., y después formé parte del claustro de la Universidad Panamericana, también en México D. F., y también impartí clases en el Bachillerato del Instituto Panamericano de Humanidades. Daba Matemáticas, Matemáticas Financieras, Estadística, Investigación de Operaciones, Método Cuantitativos, Finanzas I, etcétera. Cuando regresé a León en 1988 impartí algunas clases en la Universidad Iberoamericana, que está a cargo de los Jesuitas, y en la Universidad de La Salle, y también en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Al mismo tiempo, era bancario a tiempo completo y era muy complicado combinar ambas actividades. Pero la docencia me marcó para siempre y siempre me hizo ilusión fundar una escuela que estuviera a la vanguardia de los nuevos modelos educativos.

-Habrá sido una inversión cuantiosa.

-Es un proyecto de vida que no se hizo de la noche a la mañana, pero se dieron circunstancias favorables. El terreno donde está actualmente el Instituto, cerca de la zona de más desarrollo de la ciudad, se compró hace siete años a un buen precio. A continuación, ha venido un esfuerzo grande en poder generar lo suficiente para construir instalaciones. El Instituto es de arquitectura neoclásica, siguiendo el modelo de los colegios ingleses, y construido con materiales locales y a un precio razonable. Pero sí, es un proyecto patrimonial de mi familia que yo no hice con fines económicos, pero es una empresa de recuperación muy larga. Es algo que yo no veré seguramente, y un asunto que para mis hijas será un reto interesante. Los últimos años han sido muy buenos: hemos pasado de 200 a 800 alumnos. La construcción de las instalaciones para la sede definitiva de la Facultad de Filosofía, más bachillerato y secundaria, implicará tener espacio para llegar a los 1.200 alumnos en el turno matutino.

-León es ciudad industrial (la "capital mundial del calzado", o la automoción, con presencia de Mazda, Volkswagen Pirelli, General Motors, Honda). Entonces por qué Filosofía y no Económicas, Empresariales, ingenierías...

-León se ha convertido en la capital universitaria del centro del país y es la que mayor número de universidades y de estudiantes tiene. No en balde en León se construyó hace diez años el Fórum Cultural Guanajuato, el centro cultural más importante de México. Fui su presidente siete años y es para mí un recuerdo gratísimo. Tuvo apoyo del presidente Fox (cuyo abuelo es también de Cangas de Onís), y de Roberto Plasencia, propietario de la fábrica de zapatos más grande de León. ¿Por qué Filosofía? Es muy fácil: las otras 25 o 30 instituciones educativas tienen una muy buen oferta en ingenierías, Derecho, Medicina... Sin embargo Filosofía se imparte en una sola institución cuyo enfoque es más religioso y está a cargo de los Dominicos. Por otra parte, tuve la oportunidad de conocer muy de cerca, porque fue rector de la Universidad Panamericana, a Carlos Llanos Cifuentes, cuyo hermano fue decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Navarra. Carlos Llanos me decía que cuando algún chico me preguntase que le sugería de estudios le dijese sin dudar que Filosofía, y ya luego puede hacer un máster en Económicas o en Empresariales. Vemos hoy que cada día en las empresas hay más filósofos en puestos ejecutivos. Vemos también que en la política el debate es un debate pobre, es un debate falto de ideas. Entonces, hoy lo que necesitamos son filósofos en la empresa y en la actividad política.

-En Filosofía hay opciones diversas: orientación neoescolástica, Filosofía Analítica, Fenomenología y Hermenéutica, Escuela de Frankfurt, Estructuralismo... ¿Por qué eligió la Fundación Gustavo Bueno?

-Por su gran peso histórico y real. El primero con el que hablo de este proyecto en Oviedo es con José Valdés, escritor, poeta y librero con mayúscula. Él me dice que no voy a encontrar mejor opción que la Escuela de Filosofía de Oviedo. Me habló un poco del Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno y de la importancia que tiene un buen sistema. Me pareció que era una opción providencial. Me presento a Gustavo Bueno Sánchez y yo le hablo de esta necesidad que tenemos en México. Él fue muy sensible y me dijo que si hay que abrir una facultad de Filosofía, hay que hacerlo en Hispanoamérica y hay que abrirla en el país más influyente, que es México. También tuve el privilegio de conocer a don Gustavo Bueno, que apoyó el proyecto de forma firme e incondicional. Y con muchísimo entusiasmo. De hecho tenía los billetes para ir a México en la primavera de este año, pero fue cuando él se sintió mal y se canceló el viaje. Que a su edad, a los 91 años, haya dicho cojo un avión y hago el viaje trasatlántico habla muchísimo del entusiasmo del maestro. Estoy convencido de que estamos con la mejor opción.

-El término "materialismo" ¿asusta o ayuda en México, que es una república laica desvinculada totalmente de la religión?

-No asusta, sino que motiva. León, como gran ciudad universitaria, es además multicultural. El primer consulado de Japón en México está en León por esta comunidad de japoneses que ha llegado alrededor de la industria automotriz. Han llegado japoneses, coreanos, alemanes... Esto hace que esa sociedad multicultural sea más tolerante y ávida de tener diálogos de altura.

-El curso de Filosofía se inauguró al día siguiente del fallecimiento de Gustavo Bueno. ¿Cómo fue el arranque?

-Lo iniciamos con siete alumnos, algo normal dentro de lo que es una facultad de Filosofía y, sobre todo, con una promoción previa de dos meses. Yo pensaba en empezar en 2017, pero no me arrepiento de haber empezado en el 2016. Fue iniciativa de Gustavo Bueno Sánchez y la apoyo totalmente. No ha porqué procrastinar el tema. El paso fue gigantesco y como testimonio motivacional sucedió que vino a visitarnos el doctor Daniel Malacara, fundador del Centro de Óptica en de León, un centro de referencia mundial. Me dijo: "Quiero colaborar con ustedes, y veo que hay una materia que se llama Filosofía de la Ciencia, que me interesa". Y me dice también: "Tú nos has ganado porque cuando yo fundé el Centro de Óptica, que hoy tiene 167 alumnos, empezamos con tres, pero ustedes con siete, así que les va a ir mejor". El número es lo que nosotros estimábamos, pero este mes de octubre comienzan tres diplomaturas, una en Historia de México, otra en Filosofía para Líderes, y otra de Filosofía de las Religiones. Ahí esperamos tener otros 20 o 30 alumnos.

-¿Su origen asturiano?

-Mi padre, Enrique García, era de Sigüenco, Cangas de Onís. Se va México a fines de los años veinte y allí vive hasta su fallecimiento, en 1972. Se establece primero en Apizaco, estado de Tlaxcala, porque allí tuvo una zapatería, y luego en León, donde funda las fábricas de cajas de cartón que se llamaban La Covadonga. No podía ser de otro modo. Él comienza a llevar a México diferentes familiares de Sigüenco, por eso en León habrá 50 familias de origen español y 15 son de Sigüenco. Un primo hermano mío, que todavía vive, es el que llevó después las fábricas. Nací en 1957 en México D. F., y primaria y bachillerato los estudié con La Salle, en León. Luego fui a la UNAM como ya dije, y también hice una diplomatura en el TEC de Monterrey, en el campus de Querétaro, y una diplomatura en Estrategias de Inversión en el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Y de chaval estuve un año en Cangas de Onís. Mi padre, como ellos decían en ese tiempo, me mandó aquí para "aprender a trabajar". Lo hice en un chigre, el bar Piloña, que ya no existe. A la vez estudiaba en el Instituto Rey Pelayo de Cangas.

-Usted ha sido presidente de un club de fútbol, Dorados de Sinaloa.

-El estado de Sinaloa me planteó la posibilidad de que les llevara el fútbol profesional, por mi afición al fútbol. No sé en qué momento de locura dije que sí. Fui presidente y accionista minoritario, con el 10 por ciento, porque el accionista principal, con el 90 por ciento, era Eustaquio de Nicolás Gutiérrez, nieto de asturianos, de llaniscos. Él vive en Culiacán (Sinaloa) y es presidente de una de las desarrolladoras de viviendas más importantes de México, la empresa Omex. Sus acciones cotizan en Wall Street y pasó ahora por una etapa crítica con la crisis, que siempre pega al tema inmobiliario. No fue la excepción en su caso, pero viene ya con puntos de inflexión hacia arriba. Así que fundamos Dorados de Sinaloa y llevamos de entrenador a Juan Manuel Lillo, que fue técnico del Oviedo. Yo tenía una cierta relación con Jorge Valdano y fue él quien me recomendó a Lillo. Un buen día me dice: "Oye, Guardiola quiere venir", y así contratamos a Pep, que se retiró con nosotros como jugador.

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