"Bueno. Allá vamos. A ver qué pasa". Benilde Prieto y Juan Fernández, abuela y nieto, cruzaron ayer por primera vez la pasarela peatonal instalada provisionalmente junto a la Ronda Sur durante las obras de apertura y ampliación de la Senda Verde. Lo hicieron desde la calle Carlos Asensio Bretones para llegar al otro extremo del paso, en mitad del puente que los operarios están perforando para adecuarlo al nuevo tramo de senda. "Está bien. No me da miedo", dijo Benilde tras caminar unos metros. Los dos iban a su domicilio de la calle San Mateo, en el décimo piso de una torre desde la que ven las obras. Cuando salieron de casa, antes de las 9.45 horas, la pasarela aún estaba cerrada y cogieron el coche. El trayecto de vuelta lo hicieron andando y con el carrito de la compra a cuestas. Su veredicto final: "Da bastante respeto pesar por aquí, pero no queda más remedio si vamos a la compra. No se caerá, ¿no?".

La edil de Infraestructuras, Ana Rivas, fue a primera hora de la mañana para asistir a la apertura de la pasarela. Allí estaba también Gregorio Abril, ingeniero municipal. Ambos aseguraron que el paso cumple con todas las medidas de seguridad exigidas en la normativa e incluso más. De hecho, hasta los postes del andamiaje están anclados en el suelo. La estructura salva una altura de siete metros, tiene una longitud de 150 metros y está hecha en zigzag para facilitar el tránsito de los peatones, que soportan una pendiente media del 6 por ciento con tramos rectos y descansos colocados estratégicamente. "Implementaremos las medidas de seguridad a medida que avance la obra", comentó Ana Rivas tras señalar que es posible que el Ayuntamiento proteja con vallas los laterales de la pasarela para impedir actos vandálicos.

Lo que sí ha impedido la tela que rodea el circuito peatonal son ataques de vértigo. José Calvo, de 83 años, se dio cuenta al estrenar la pasarela. "Menos mal que la estructura parece fuerte y no da vértigo al caminar porque tengo que pasar por aquí varias veces al día". A este vecino de la calle Muérdago -una vía de unión entre Otero y Villafría- tampoco le importa "caminar uno poco más" para salir o llegar a casa.

Algo más crítica, Melisa Suárez, fisioterapeuta de 29 años, atravesó la pasarela casi corriendo para ir a trabajar a un Centro de Día del entorno. "Para la gente joven está bien, pero puede que los mayores eviten cruzar por miedo a resbalar y caer en días de lluvia como hoy". También puso peros Rosa Rodríguez, vecina de otra zona de Oviedo que acude diariamente a visitar a su hijo a la calle San Melchor García Sampedro. "No tengo problema, pero la gente en silla de ruedas debe dar mucho rodeo para entrar o salir de la pasarela si quieren evitar los escalones de la calle". La misma pega pusieron varios ciudadanos a pie de obra que observaban trabajar a los operarios.

La pasarela permanecerá abierta durante 40 días, el tiempo de duración de una obra que consiste en la perforación del puente sobre la Ronda Sur que une Villafría con las calles San Melchor, San Pedro Mestallón y Carlos Asensio Bretones. La finalización de la ampliación de la Senda Verde permitirá a los ciudadanos ir a Fuso de la Reina atravesando medio Oviedo sin parase ante ningún semáforo. Los trabajos actuales consisten en perforar una de las bases del puente sobre la Ronda Sur habilitando así un paso subterráneo que marcará el comienzo de la senda.

Los trabajos también han obligado a cortar el tráfico del puente y a cambiar el trayecto de las líneas de autobús F1 y F2. Por eso, la circulación de entrada y salida a Otero se hace principalmente a través de la glorieta donde confluyen las calles San Lázaro, Muñoz Degraín, Arzobispo Guisasola y San Mateo.